Por Wilfredo Torres
La cruz era un instrumento de condena inventado por los persas y más tarde utilizado por los griegos, cartaginenses y sobre todo por los romanos. En el primer siglo los romanos utilizaban la cruz en X, en forma de T y la vertical +. Según el relato de los Evangelios basado en el título colocado sobre su cabeza (Mt. 27:37) muchos respaldan la idea de la cruz vertical. En ocasiones el reo cargaba el palo horizontal (patíbulo), para prolongar su martirio hasta llegar al lugar de la ejecución. En el primer siglo la cruz era símbolo de martirio, de maldad, de muerte y nunca el movimiento judío-nazareno se identificó con el símbolo de la cruz. Fue más tarde que los gentiles conversos utilizaron este emblema como símbolo de redención, a mediados del siglo tercero, cuando Constantino lo popularizó.
Para un romano la ejecución más severa y cruel que se imponía a criminales por traición y sedición contra el imperio era la crucifixión. Después de ser condenado, el reo sufría 39 azotes prescritos para la flagelación en la que se usaba un látigo con muchas cuerdas de cuero atadas al final con bolas de plomo y cantos de huesos de borrego. Los historiadores cuentan que muchos morían antes de la crucifixión pues los azotes desgarraban las carnes en tiras y mutilaban profundamente el cuerpo, luego cargaba el madero hasta el lugar y era atado o clavado a la cruz (Luc. 24:39). Era común que al crucificado se le desnudara por completo y se repartieran sus vestidos como una tradición. Por último se dejaba a la víctima en agonía. La flagelación, cargar el palo, los clavos y la posición incómoda del cuerpo que dificultaba la respiración, hacía de ésta una pena muy temida por los enemigos de Roma. En el episodio de Masada antes que los judíos fueran capturados, se suicidaron por temor a morir en la cruz. Como acto de misericordia los judíos ofrecían al condenado una bebida narcótica para anestesiar el dolor y aliviar el sufrimiento del reo, en el caso de Yeshúa, este la rehusó, (Mt. 27:34).
La flagelación precedía a la condena. Según Josefo este castigo reducía el cuerpo desnudo a pedazos de carne despellejada, a cardenales inflamados y sangrantes. Posteriormente la víctima clavada a la pieza horizontal y sus pies clavados, era victima de los insectos, moscas que se posaban en las heridas, en ocasiones los buitres despedazaban el cuerpo muerto, ojos, orejas, nariz.
El erudito Joseph Klausner comenta «Sólo los romanos, cuya crueldad sobrepasa a las aves de rapiña, podían elegir este repugnante modo de ajusticiar. Nunca podían haberlo ideados judíos, ni fariseos cuyo lema era elegir la muerte más rápida y fácil para el reo, mostrando en la muerte misericordia.»
El crucificado moría lentamente, casi siempre al segundo día y a veces hasta el octavo día. La inflamación, la perdida de sangre, la obstrucción de la circulación, la fiebre y el agotamiento mataban a la víctima. Para acelerar la muerte se acostumbraba a quebrar las piernas con un martillo (Jn 19:32) o se traspasaba con una espada o bien se ahogaba con humo. En el caso de Yeshúa su agonía duró alrededor de seis horas, pues luego de la flagelación su cuerpo perdió mucha sangre y se debilitó. Además era una persona delgada como otros galileos de su tiempo.
Yeshúa no fue el primer judío en morir en una cruz; durante el período inter-testamentario murieron muchos hebreos. En la mente de los hebreos, cuando veían morir a un hermano se identificaban con su causa y esto era símbolo de redención para ellos. En el 76 antes de la Era Común, Alejandro Janneo crucificó a 800 fariseos frente a un banquete público al aire libre. Y el general romano Vano, luego de aplacar una revuelta, terminó crucificando a 2,000 cautivos. Los judíos siempre desaprobaron este método de castigo, además está prohibido por Elohím, Deut. 21:12-23. Por ejemplo Herodes, de descendencia judía, desaprobaba este método y nunca lo utilizó contra sus enemigos, a Juan el Inmersor lo decapitó, y a otros de sus enemigos.
El juicio
El gran misterio del juicio de Yeshúa reside en descubrir lo que realmente ocurrió. Los Evangelios son nuestra única fuente de información, pero los historiadores llegan a diferentes conclusiones acerca de los hechos. Este juicio ha sido causa de un intenso y emocionante debate durante siglos debido a que durante siglos los relatos evangélicos fueron utilizados para justificar la persecución de los judíos por parte de cristianos.
Poncio Pilato fue el gobernador romano que decidió la crucifixión de Yeshúa. Se le conocía bien por la severidad con que trataba a los judíos y por el desprecio que sentía hacia su religión y sus costumbres. Es difícil pensar que actuó en una forma pasiva, compasiva y que fuera manipulado por los saduceos.
Los relatos de los Evangelios dan tres versiones acerca de lo sucedido, la más controversial la plantean Marcos y Mateo: narran que la noche del arresto fue llevado a juicio ante el sumo sacerdote y el tribunal judío en pleno, el Sanhedrín. Marcos refiere que buscaron pruebas contra Yeshúa pero que no las hallaron, pues no hubo testigos que concordaran en sus declaraciones, como establecía la ley judía (14:55-59).
Ante la falta de pruebas el juicio parecía improcedente, pero entonces el sumo sacerdote hizo una pregunta que constituye el meollo de los Evangelios, «¿Eres tú el Mesías, el hijo del Bendito? «Él respondió «yo soy«, repuesta que se considero como blasfemia. El pecado de blasfemia comprendía declararse hijo de YHVH. Luego el sumo sacerdote rasgó su vestido y Yeshúa fue condenado como reo de muerte (14:61-64).
Después de otra reunión del Sanhedrín por la mañana, Yeshúa fue llevado ante Pilato. Marcos quiso recalcar así que el hecho de que Yeshúa admitiera que él era el Mesías fue lo que determinó su condena, pero esta tesis es cuestionada.
Existe una controversia histórica de este relato en Marcos, debido a que la Mishná, el código jurídico judío, prohibía los juicios nocturnos en casos importantes y que el veredicto de condena debía ser aplazado hasta el día después del juicio. También se aduce que la blasfemia era punible sólo si el acusado había blasfemado el nombre antiguo de YHWH. Lucas no habla de un juicio nocturno, Yeshúa fue llevado a la casa del sumo sacerdote y allí permaneció hasta la mañana siguiente. Pedro siguió al grupo que había detenido a Yeshúa y se sentó entre ellos; en el curso de la noche fue acusado tres veces pero negó al Maestro. Según Lucas, el juicio ante el Sanhedrín tuvo lugar la mañana de la Pascua, y no menciona testigos ni declaraciones sino sólo el interrogatorio del tribunal. Juan no relata que haya un juicio ante los sacerdotes judíos, Yeshúa fue detenido la noche anterior a la Pascua y llevado ante Anás, suegro de Caifás, quien le interrogó, y más tarde fue llevado a Caifás, para ser sometido a juicio.
Todos los evangelistas concuerdan en que el juicio ante Pilato fue breve, Pilato declaró su inocencia. Lucas relata que fue llevado a Herodes Antipas, ninguno de los dos halló causa para la ejecución, pero Pilato ante la presión ordena la ejecución. Juan incluye un dialogo entre Pilato, Yeshúa y los sacerdotes, más extenso que los otros evangelistas. Más tarde decide soltar a Barrabás a petición de los gobernantes, Mt. 27:21(en Juan sacerdotes y ministros, 19:6), Marcos y Lucas no identifican al grupo. Algunos investigadores dudan de la veracidad de este relato, pues no se ha encontrado otra fuente histórica, ni en Josefo, ni en Filón, tampoco en las actas romanas. Barrabás significa hijo del Padre, se considera un nombre apócrifo o copiado de un hecho histórico donde se ajustició a un tal Karrabás, el escriba cambió la letra «k» por una «b», esta es la opinión de Wendland. En ciertos manuscritos Mateo lo llama Yeshúa Barrabás, aparentemente el escriba en la redacción unió ambos nombres por error, (Mt 27:17). Algunos dudan de que Pilato liberara a tan importante guerrillero, el Evangelio usa la palabra lester que significa insurrecto o revolucionario, bandido.
Análisis
Afirmar que todos los judíos son responsables por la muerte en la cruz de Yeshúa es un argumento históricamente falso y lleno de prejuicios, lo cual discutiremos en este estudio. En esta investigación he utilizado análisis de eruditos como del Dr. David Flusser, Joseph Klaussner y Dwight Pryor. En esta ocasión utilizaremos la crítica literaria o estudio de secuencias entre los Evangelios y la crítica histórica del relato del arresto y la crucifixión. En los cuatro Evangelios el relato de su arresto, condena y ejecución difiere de escritor a escritor. Mateo relata que sólo los principales sacerdotes y ancianos (Mat. 27:1); Marcos, los principales sacerdotes, ancianos, escribas y todo el Sanhedrín (Mr. 15:1); Lucas relata que en la asamblea de ancianos, jefes, escribas, lo condujeron al Sanhedrín (Luc. 23:1); Juan no relata este dato. Ninguno de los relatos sitúa a los fariseos en el juicio de Yeshúa. Para conocimiento general, Yeshúa era un fariseo y el consejo de ancianos estaba compuesto de saduceos que velaban por los intereses de Roma. El Sanhedrín era el supremo tribunal judío y consistía de setenta y un miembros, solo se necesitaban 23 para dictar sentencia. En el arresto de Yeshúa, es probable que Anás no pudiera reunir el consenso de miembros necesarios y buscó entre sus amigos saduceos. En el ño 62 e.c. cuando condenaron a Jacobo (Santiago), el hermano de Yeshúa, la misma situación se repitió: una supuesta sección arbitraria e incompleta del Sanhedrín para ajusticiar al reo.
Primero, según el relato de Marcos (14:54) y Mateo (26:57), el Sanhedrín sesionó durante esa noche, lo cual era ilegal, puesto que los casos de pena capital sólo podían juzgarse durante el día, pero como estaba compuesto de saduceos no reconocían ninguna regla de este tipo.
Segundo, es muy probable que el consejo no tuviera la mayoría de miembros, para dilucidar este caso.
Tercero, no hubo un juicio formal.
Cuarto, la Mishná establece que los casos capitales no pueden juzgarse en víspera de Shabbat ni en víspera de Pascua.
Así que por estas razones los relatos de Marcos y Mateo no son fáciles de aceptar, mientras que el relato de Lucas, el más exacto de los Evangelios, establece que se celebró durante el día, (Luc. 22:54). Durante la noche Yeshúa sólo fue encerrado en el pretorio y por la mañana se reunieron en víspera de Pascua para discutir las acusaciones sobre Yeshúa. Para Joseph Klausnner «el tribunal saduceo no prestó una atención escrupulosa al hecho de que el Nazareno no era blasfemo, ni falso profeta, ni idólatra en el sentido bíblico.» Para el Dr. Flusser se debe aceptar que hubo una reunión incompleta del Sanhedrín según el relato de Lucas o la versión de Marcos en la que sólo estaban presentes escribas (secretarios del templo), senadores (administradores del templo) y sacerdotes (servidores del templo) y no una sesión completa del Sanhedrín.
Luego del arresto, Juan relata que fue entregado a Caifás (Jn. 18:28), los otros Evangelios dicen que fue llevado a Pilato. En el diálogo entre los acusadores y Pilato, ninguno de los Evangelios puede identificar quiénes eran, si saduceos, escribas, sacerdotes, público general etc., de los cargos de blasfemia y pretensión de mesianismo, sóloPilato, que no conocía la cultura judía, era incapaz de juzgar al reo. Sólo Juan añade que Yeshúa era considerado un malhechor (Jn 18:29-28), Lucas, sólo que se proclamó Rey e impedía el tributo a Roma (Lc. 23:2-5), Mateo y Marcos no añaden nada al relato. Pilato, sobre la base de ley romana, no encontró cargos contra Yeshúa, para aplicar pena de muerte, sólo traición, rebeldía y cargos de espionaje contra el estado. Hasta Lucas 23:5 los sinópticos relatan lo mismo, excepto Juan que añade sustancialmente al relato. La postura de Yeshúa de mantener silencio, para muchos investigadores ha sido una incógnita. Él, conociendo la Ley hebrea para su defensa, no la utilizó; cuando le preguntaron: «¿Tú eres el rey de los judíos? sólo respondió: “Tú lo dices.”
Pilato envía al reo a Herodes por ser de Galilea, (Lc. 23:8). Este relato es único de Lucas. Herodes interroga al reo, no sabemos el dialogo, pues Herodes le formuló muchas preguntas Lc. 23:9 y Yeshúa mantuvo silencio, luego lo devolvió a Pilato, desconocemos las razones. Los soldados lo vistieron de púrpura y se mofaron de él, (Lc. 23:11). Era costumbre romana ridiculizar al reo. En una ejecución en Alejandrina el 35 e.c., al reo Karrabás, le pusieron una corana de espinas, vestimentas púrpuras, le dieron un cetro y le llamaron «el rey sirio.»
Pilato recibió al reo y no encontró causa contra él, tampoco Herodes. En la fortaleza de Antonia fue conducido Yeshúa, donde había tres presos zelotes. Eran guerrilleros contra Roma, el más importante era Barrabás, un asesino de romanos. Para Pilato la ejecución de un líder tan importante como éste era un riesgo social pues podía provocar una revuelta y muchos desearían vengar su muerte. En la Pascua, el gobernador romano libertaba a un preso judío, esta amnistía se logró después de muchos esfuerzos por parte de los judíos. Según Flusser esta era la ocasión de Pilato liberarse de la responsabilidad de ejecutar a Yeshúa y liberar al zelote. Pero Pilato insistió en la inocencia de Yeshúa, (Luc 23:15) y quería libertarlo.
Cuando Pilato se dirige al pueblo, tenemos que señalar que en el patio interior solamente cabrían unas 2,000 personas y esto no representa todo Israel, que clamaba “crucifícale, crucifícale,” (Luc. 23:21). El Dr. Flusser dice que en Jn. 19:6 este grito proviene de los sacerdotes y sus seguidores. De todos modos, este grito estaba demás, pues si Pilato soltaba a Barrabás tenía que matar a Yeshúa. Esta actitud tan pasiva y humana de Pilato que relatan los Evangelios contrasta grandemente con lo que Josefo cuenta de él: que era cruel, hombre de sangre, tirano; y para Filón era de naturaleza inflexible, obstinado y duro, para quien la ejecución de un simple galileo no significaba más que matar una mosca.
Joseph Klausner dice «la verdad es que todas las historias de la oposición de Pilato a la crucifixión de Yeshúa son completamente no-históricas y provienen de fines del primer siglo, cuando gran parte de los gentiles habían abrazado el cristianismo«. El mismo escritor añade, «solo unos pocos miembros de la casta sacerdotal condenaron a muerte a Yeshúa y lo entregaron a Pilato, fundamentalmente por su miedo a Pilato, y por la purificación del templo, por la profecía de la destrucción y por retar su liderato».
La ejecución comprendía la flagelación, cargar el patíbulo y luego la crucifixión. En Jerusalem el lugar de ejecución se conocía como el Gólgota (lugar de cráneos) donde ya existía el palo vertical donde otros habían muerto. Los historiadores dudan que Yeshúa luego de la flagelación haya podido cargar el madero, por haber perdido mucha sangre y por su constitución física, (Mr 15:15). Lucas no relata la flagelación, solo Mateo y Marcos. Por el camino obligaron a un judío llamado a cargar el palo a un tal Simón, que procedía de la ciudad de Cirene, en el norte de África, pues era lícito que un romano por su autoridad dispusiera de otro judío.
Yeshúa salió del pretorio o palacio de Pilato al norte del Templo y se dirigió al Gólgota. Durante el camino, conocido ahora como vía dolorosa, sólo Lucas relata que le seguían mujeres y una multitud (no sabemos que cantidad) y que Yeshúa comenzó a enseñar sobre profecías, (Lucas 23:26-32). Los investigadores dudan de este pasaje pues Yeshúa luego de la flagelación estaba casi moribundo o inconsciente. Cuando llegaron al Gólgota pudieron tardarse unos 20 minutos. Como era la costumbre romana, desnudaron por completo a los reos y repartieron las vestiduras entre los soldados, (Lc 23:34). De acuerdo a hallazgos arqueológicos de otros crucificados en 1968 en una tumba en Givat Hamivtar, la osamenta demostraba perforaciones en las muñecas y la planta de los pies. Cuando se fijaban los brazos al patíbulo, éste era alzado para sujetarlo al palo vertical.
La inscripción, según lee Lucas 23:38, «Este es el rey de los judíos,» difiere del contenido de los otros tres Evangelios, Mateo describe «Este es Yeshúa el rey de los judíos«, Marcos «El rey de los judíos» y Juan «Yeshúa el Nazareno, el rey de los judíos«. Juan añade que estaba escrito en hebreo, latín y griego, (19:20). Era costumbre entre los romanos identificar al reo con un rótulo. Por el uso del rótulo se cree que la cruz era en forma de +.
El cine, artistas y escritores ha distorsionado muchos de los relatos de los Evangelios, la personalidad de Yeshúa y todas las costumbres relatadas en los Evangelios. Por ejemplo en las películas vemos multitudes pidiendo la ejecución de Yeshúa y presenciando la muerte, todo esto está bien lejos de la realidad histórica. Por ejemplo, se conoce que en el pretorio solo había un grupo de agitadores saduceos y durante la crucifixión. Este fue un acontecimiento aislado, menos del 2% de toda la población de Jerusalem tuvo conocimiento de la ejecución. Primero, muchos estaban celebrando la Pascua en sus casas. Segundo, por lo rápido de la decisión de los saduceos. Los otros dos reos que fueron puestos a su lado, en una traducción más fidedigna serían rebeldes zelotes. Para los judíos la ejecución en la cruz no era un espectáculo de diversión, sino un acto de tortura y brutalidad humana.
La crucifixión comenzó como a las 9 de la mañana y terminó como a las 3 de la tarde, esto demuestra la condición en que se encontraba Yeshúa. Durante la agonía de seis horas de sufrimiento en la cruz se desconocen muchos detalles. En la agonía la posición y las lesiones solían producirle al reo calambres musculares, falta de oxígeno y dolores profundos en el pecho. Durante el tiempo que permanecía allí el reo, los insectos penetraban las heridas y las aves de rapiña desgarraban los ojos, orejas y nariz. Marcos y Mateo son los únicos que dicen que se le dio a beber hiel con vino para anestesiarlo, pero él rehusó, (27:34). Si el reo prolongaba mucho su vida se le quebraban las rodillas con un martillo o se lo traspasaba a espada. Yeshúa murió rápido.
¿Quiénes son responsables de su muerte?
La iglesia Católica declaró en el Concilio Vaticano Segundo: «Aunque se le atribuye a los judíos con sus seguidores el reclamo de la muerte de Jesús, sin embargo los acontecimientos de su pasión no pueden ser imputados ni indistintamente a todos los judíos que entonces vivían, ni tampoco a los judíos de hoy.»
Podemos preguntar: ¿Qué aconteció que pudiera producir su ejecución? ¿Sus disputas con los fariseos, la expulsión del Templo, la pretensión de ser Mesías, su reto al poder romano? Ninguna de estas preguntas está clara en los Evangelios. La opinión entre eruditos, investigadores y cronistas están bien distanciadas y variadas. Pilato nunca pronunció una condena como tal, el autor P. Winter ha defendido la tesis de que el proceso partió de los romanos, mientras que J. Blinzler llega a la conclusión de que la responsabilidad fundamental de la condena de Yeshúa recae sobre la parte judía. Primero, no hay actas de ejecución, sólo la narración post-pascual de los Evangelios, y es imposible la reconstrucción completa de todos los detalles históricos.
En mi opinión personal, los acontecimientos en el Templo, la expulsión de los mercaderes (Mc 11:15), la profecía de la destrucción del Templo (Mc. 14:57), la discusión con algunas autoridades del Templo, fueron las razones principales que llevaron a Yeshúa ante Pilato. Estos hechos produjeron grandes consecuencias políticas. Las afirmaciones de los testigos ante el Sanhedrín no dieron la impresión de ser suficientemente sólidas como para fundamentar su veredicto en contra de Yeshúa, pero debió ser la amenaza de Yeshúa contra el Templo lo que dio pie a que el sumo sacerdote, le preguntara: «¿Tú eres, pues, el hijo de Elohím, el Mesías?», (Lc 22:70) y él se dirige al Sanedrín: «Vosotros decís que yo soy«. Es imposible que con tan sólo esta pregunta se declare reo de muerte a un justo, o un veredicto de muerte, conocemos que en esta declaración no hay nada blasfemo, que pudiera haber sido razón de peso para su ejecución.
¿En que consistió esta supuesta blasfemia? Para el autor R. Pesch, esta declaración de autoridad pneumático-divina podía justificar la blasfemia, o una declaración de plenipotencia judicial del Todopoderoso por encima de jueces, sacerdotes y escribas del templo. Sin embargo esta razón no satisface a otros eruditos, que opinan que fue más bien el ambiente político de opresión y lucha de poder, donde Yeshúa representaba para ellos una amenaza al poder del Templo. Tal vez toda la escena del proceso contra Yeshúa no era para los sanhedritas más que un medio muy adecuado para terminar contra su adversario. Hay la gran posibilidad de que como galileo haya sido considerado un zelote o partidario de la liberación de Palestina. Para los fariseos, ser gobernado por gentiles-paganos era un gran castigo de Elohím, era una burla, ningún fariseo de su tiempo fue partidario de Roma, solamente los saduceos.
Frank Mussner dice «Puede ser entonces un antecedente la preocupación política la que llevó a los sanhedritas a proceder violentamente en contra de Yeshúa por más que su actividad fuese apolítica.» También podemos suponer que el movimiento de seguidores judíos hubiese llegado a ser mucho más fuerte que los seguidores del Templo. Por ello pudo llegar a excitar la sospecha de los saduceos de que podía tener una repercusión política. La otra acusación, la pretensión Mesiánica, para los saduceos no tenía gran peso ya que ellos estaban bien distanciados de la teología farisaica; si hubieran sido fariseos, sí tendría lógica. ¿Por qué tanta preocupación por parte de los saduceos? Al fin, sólo les interesaba la posición política y no la religiosa. En mi opinión, su pretensión mesiánica debía implicar algo de lo que se expresa con el título «hijo de Elohím«, esto no implica que el sumo sacerdote haya entendido sólo el sentido mesiánico cuando formuló la pregunta, puede entenderse en el sentido de mayor autoridad en la posición de Yeshúa.
Lucas presenta en su paralelo a Mc 14:26 una doble pregunta dirigida a Yeshúa, primero pregunta, «¿Eres tú el Mesías?» (22:67), a lo que Yeshúa no responde. Luego todos, desconocemos quienes, preguntan: «¿Eres entonces el Hijo de Elohím?», Yeshúa responde: «Yo soy.» Para R. Pesch esto pudo ser editado. G. Schneider concluye que Lucas utilizó una fuente pre-lucana (texto Q) en la presentación de la pasión. Según su investigación acerca de Luc 22:67-70 tiende a detectar la asunción o redacción de material no de Marcos. De los 59 versos, sólo encontramos 15 paralelos a Marcos. Se concluye que una tradición pre-marcana fue utilizada y elaborada por Lucas, donde sí existía la doble pregunta.
Que la pretensión de declararse Hijo de Elohím haya tenido un papel decisivo en su proceso lo permiten intuir las mismas acusaciones como, Lc 22:70, la de destruir el templo, los milagros realizados, Mt 27:40. A menos que el proceso religioso se haya convertido en un proceso político ante Pilato. Lo que no se puede demostrar es que fuera condenado por la pretensión mesiánica, ya que en la historia de Israel otros Mesías gozaron de plena libertad, entre ellos Bar Kokhbá, sin ser sometidos a pena capital.
La responsabilidad de su ejecución recae sobre las autoridades del templo y los saduceos que lo detuvieron, lo declararon reo de muerte y lo entregaron a Pilato como alta traición. Para el pueblo hebreo en el primer siglo los saduceos y autoridades del templo eran líderes corruptos, títeres políticos y ninguno representaba al judaísmo de su tiempo. Sólo los fariseos, sabios y justos, representaban al judaísmo, y ninguno tuvo participación directa en la muerte de Yeshúa.
La “iglesia primitiva” remitió el proceso a saduceos y romanos como causa de su muerte ( Hechos 2:23, 3:17, 13:27-30), manos impías, autoridades, dirigentes (administradores del templo). Primero se alude a los adversarios saduceos y romanos (Hechos 2:23, 3:25, 4:27, 5:30, 10:39, 13:28); además se alude a la voluntad de Elohím (Hech 2:23a, 3:18, 4:28, 13:27b, 1 Cor. 15:3). En otras palabras, su muerte y pasión no fue otra cosa que el inescrutable designio de Elohím. Si era algo que estaba predeterminado, ¿cómo podemos condenar a otros por ello?
Así que, por cuanto el cristianismo ha culpado al pueblo hebreo de todos estos hechos, han utilizado este motivo para perseguir, matar y sacrificar a sus hermanos. Esta fue la razón principal que utilizó Hitler, también lo fue para la inquisición y para los teólogos modernos justificar su teología anti-semita, de odio y doctrinas anti-judías. Ellos no han reconocido que el Maestro dijo: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.» (Lc 23:34) ¿Es que no hay misericordia todavía para ellos?
La comunidad nazarena primitiva vio en la ejecución del Mesías la expiación de pecados y no una muerte para culpar a otros y ajusticiarlos. Esto debe estar claro por Rom. 3:25, «como sacrificio de expiación.» Elohím entregó al Mesías como un acto de amor y no de condenación. Rom 8:32: «No perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,» (y Jn 3:16). Por todas estas razones no podemos señalar culpables históricamente hablando, porque su muerte fue un plan de Elohím y un propósito divino. Segundo, ésta fue la forma de unir a los gentiles al buen olivo (Israel). Tercero, Elohím los perdonó en el madero con un perdón eterno. Frank Mussner comenta: «Mas, como los cristianos han olvidado con frecuencia todo esto, la muerte violenta de Cristo, históricamente innegable, se convirtió en la fatal legitimación aparente de su antijudaísmo.» Para Clemens Thomas, «La enemistad de la iglesia hacia los judíos buscó su arsenal terminológico en el relato de la pasión.«. Pero como hemos analizado, todo fue producto de la interpretación errada que trasmitió la iglesia de generación en generación, con la intención de separarse del judaísmo.
Analicemos la expresión » Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos,» Mt. 27:35,
Esta auto-maldición, solamente redactada en Mateo, ha servido para distanciar a los cristianos y judíos en su posición teológica. Aun hoy en día los cristianos afirman que todos los males del pueblo judío son efecto de esta auto-maldición. C. G. Montefiore comenta: «Terrible versículo, horrible invención. Solo un odio amargo del redactor supone todo el pueblo. Esta es la frase culpable del derramamiento de sangre y de corrientes ininterrumpidas de miseria y desesperación.»
En toda la perícope de Mt 27:11-26 comparada con Marcos 15:2-15 queda patente una creciente tendencia antijudía que pretende adjudicar la muerte violenta de Yeshúa a los judíos casi exclusivamente. Mateo se caracteriza por ser en su redacción muy poco anti-judío.
Pilato, después de declarar la inocencia de Yeshúa, se lava las manos ante la multitud como símbolo de que él no es responsable de la sangre inocente, Mt 27:24. Para muchos, esto fue un acto hipócrita del gobernador, ya que a él, como conocedor de la Ley Romana, no le estaba permitido juzgar a un inocente y estaba en la obligación de soltarlo. Este relato es bastante extraño, porque conociendo lo anti-judío y tirano que era, éste practica una costumbre judía de lavarse las manos como símbolo de inocencia (Deut. 21:1-9, Sal. 26:6, 73:13). Este verso en Mt. 27:24 supone un enorme descargo de la responsabilidad de Pilato y una adjudicación completa a los judíos. La tendencia anti-judía no puede ser más clara.
Este verso Mt. 27:24 queda estructurado mediante la palabra «sangre», y reconocemos el significado para el hebreo: vida, redimir etc. Es imposible que Pilato haya practicado una costumbre judía como el lavado de manos para demostrar su inocencia. Según la tradición cuando se encuentra una persona asesinada y no se conoce al autor del crimen, los más ancianos de la ciudad cogen una ternera joven y en el arroyo le cortan el cuello. Los ancianos han de lavar sus manos por encima de la ternera muerta y sumergirla en el arroyo, proclamando al mismo tiempo: «Nuestras manos no han derramado esta sangre y nuestros ojos no la han visto.» De esta forma Elohím borra la culpa de sangre inocente en medio de Israel, de esta forma podemos conectar la acción de Pilato y entender porque es algo interpolado al relato de la pasión. En los Salmos 26:6 y 73:13 la fórmula «lavar las manos en la inocencia» es una metáfora que expresa la ausencia de culpabilidad de la que es consciente el orante. Por tanto Pilato subraya con esta ceremonia judía adjudicada a él su inocencia de la sangre del Mesías.
Cuando el redactor está adjudicando la auto-maldición a todo el pueblo está pensando en 1 Sam 2:33 y Jer 26:15, y piensa en la totalidad de Israel como responsabilidad de la ejecución, lo que no es real. Puede ser que el redactor creó el hecho por estar en controversia con los judíos, o introdujo un argumento dogmático mediante el cual descarga a los Romanos de responsabilidad e incrimina al pueblo judío, como una imagen hostil que indicaba la separación de la iglesia y el judaísmo al principio del siglo segundo. Dentro de este contexto la reparación de Israel y la Iglesia los convierte en hostiles enemigos por excelencia. En otros pasajes de los Evangelios y algunos pasajes en las Epístolas podemos ver esa tendencia anti-judía. El autor Franz Musnner comenta «Desde el punto de vista crítico-histórico es muy poco probable que Pilato en persona, en su cargo de representante del poder estatal romano, declarase que una condena a la cruz decretada por él en presencia de los adversarios procesales de Yeshúa constituyese un crimen legal, pues no otra cosa significaba de hecho de la ceremonia del lavado de las manos y su simultáneo encarecimiento de las circunstancias.»
Segundo, es imposible que todo el pueblo judío se hubiese reunido junto con los sumos sacerdotes y los ancianos en presencia de Pilato. El lugar de estos hechos fue el patio interior cerca de la torre de Antonia que mide 2,500 metros cuadrados (Juan 19:13). De acuerdo con esas dimensiones, sólo cabrían allí entre 4,000 y 4,500 personas. Según cálculos prudentes en Jerusalem habían entre 25,000 y 30,000 habitantes. A causa de la Pascua y como consecuencia de la avalancha de peregrinos procedentes de toda la diáspora, podía haber llegado al menos a 180,000 personas. En el relato de Mateo, se pudo haber congregado entre 2 a un 3 porciento de todos los habitantes en ese momento en Jerusalem y aun no era un número representativo de todo Israel. Algunos cncluyen que lo relatado en Mt. 27:24 no constituye un reportaje histórico, sino una construcción secundaria de la tradición, cuyas tendencias eran anti-judías.
Recordemos que la sangre de Yeshúa fue un acto de expiación y no de condenación, no para vengar y maldecir, Heb. 12:24 «La sangre del Mesías habla más elocuentemente que la sangre de Abel.” Esto no demanda castigo, sino perdón. Tenemos que entender que también Israel está bajo el amparo del sacrificio del Gólgota, y la sangre del Mesías expía su culpa por más grande que sea. Yeshúa murió por todos: por paganos, justos, judíos etc. La teología cristiana debe tomar este asunto más en serio, en lo que atañe a Israel, y nunca más utilizar expresiones anti-judías como éstas para justificar su fe. Por que es mejor practicar una fe sin prejuicios, que una fe prejuiciada que nos puede llevar al pecado.
Análisis Dr. David Flusser – Un crucificado y los judíos
Hay una diferencia importante descubierta sobre los hechos de la crucifixión descrita en Lucas. La versión de Marcos se puede explicar ya que se asume que usó la información de Lucas, y Lucas fue revisado para dar una tendencia pro-judía, cambiando la hostilidad judía cuando describe la muchedumbre en el relato de la crucifixión. Se concluye que las tres veces que se menciona la muchedumbre en Lucas 23:27-32, 35 y 48, quienes se lamentan son mujeres y sus seguidores. Sólo permanecieron junto a la cruz las mujeres de Galilea (Luc. 15:40), el centurión (Mar 15:36), y algunos amigos. Según Lucas y Marcos los enemigos se burlaban; para Lucas el soldado está presente (23:36), mientras que Marcos transfiere el relato a un anónimo (15:36). Los enemigos judíos están presentes en Lucas y Marcos, los gobernantes en Lucas 23:35, Marcos 15:31 y los dos malhechores, Lucas 23:39 y Marcos 15:32. Lucas menciona sólo a uno y Marcos a dos. En la versión de Lucas la muchedumbre siente y sufre la muerte de Yeshúa, mientras que Marcos describe las mofas e insultos de los judíos, Marcos 15:29,35.
La ejecución del Mesías corresponde a líderes saduceos que controlan el templo, la vida política-civil de Jerusalem, el Sanhedrín y no del pueblo judío. La simpatía del pueblo hebreo por Yeshúa era grande y estimada, Lucas 21:38. Antes de su captura los Evangelios narran la gran simpatía y no la hostilidad hacia el Mesías, solo describe a los saduceos que conspiraron su ejecución, Luc. 19:47, Mr. 11:18, Luc. 20:19, Mr. 12:12, Mt. 21;45.
¿Por qué la discrepancia en el relato de la crucifixión? El Dr. Flusser comenta que es posible que el redactor de Marcos quisiera demostrar que todo los judíos rechazaban a Yeshúa y eran responsables directamente de su muerte, excepto las mujeres y el centurión. En otras palabras Yeshúa murió en un mundo hostil. La versión de Lucas no depende de la versión de Marcos en su redacción, por lo tanto los datos de Marcos son añadidos de la versión original.
Bibliografía :
1. Sinopsis de los cuatro Evangelios, Editorial Española, P. Benoit
2. Judaism and the Origins of Christianity, Editorial Magnes Press, David Flusser
3. Misterios de la Biblia, Editorial Selecciones
4. Tratados de los Judíos, Editorial Sígueme, Franz Mussner
5. Bible Dictionary Hollman, Editorial Hollman
6. Jesús de Nazareth, Editorial Paidos, Joseph Klausner