1. El hombre de Neandertal, el llamado hombre de las cavernas, fue descubierto en una cueva Alemania, en el 1856. El dibujo del Neandertal, que nos ha llegado como resultado de las descripciones de Marcellin Boule,1 presenta a un hombre velludo, encorvado, más pequeño que un aborigen australiano. Boule dijo: “Numerosos rasgos de simio que ha retenido son reliquias…de un estado ancestral.”2 Escribió que “la extensión total de la rodilla no habría podido ser normal,” y que los pies “eran planos y asumían una posición corina.”3 Boule y otros antropólogos que estudiaron al Neandertal estaban convencidos de que el esqueleto era de un sub-humano, de un hombre semejante al mono que era un eslabón entre un antepasado simio y el hombre moderno, y una prueba de que el hombre ha evolucionado a partir de formas inferiores.
Lección 3: Los profetas hebreos y la historia
1. Las Escrituras Sagradas que nuestros profetas hebreos escribieron y le dieron al mundo son únicas en su excelencia entre las incontables producciones literarias. Ningún otro libro se compara con la Biblia en la universalidad de su influencia. Aunque sus diversos libros fueron escritos por autores de una sola nación (hebreos) la influencia de la Biblia se extiende ahora a toda nación sobre la faz de la tierra. A pesar del hecho de que se completó hace muchos siglos, nunca pasa de moda y es todavía el libro más vendido del mundo. Hasta el día de hoy su poder de transformar y regenerar el corazón del hombre no ha disminuido.
Lección 2: Las leyes de Moisés sobre la salud
1. “Antiguamente se le dio al pueblo hebreo un conocimiento insólito mediante su profeta Moisés. Rudolph Virchow, el ‘padre de la patología moderna,’ dijo: ‘Moisés fue el más grande higienista que haya visto el mundo. Dependiendo del conocimiento revelado, y sin poseer equipo científico alguno, Moisés enseñó en sus aspectos esenciales casi todo principio de higiene que se practica hoy día. Entre ellos encontramos la prevención de enfermedades, la desinfección por fuego y agua, el control de epidemias por medio de informar y aislar las enfermedades contagiosas o a sus portadores, seguida de una completa desinfección de todos los artículos posiblemente contaminados. Se requería la limpieza personal y se requería la eliminación de los excrementos de manera que el campamento judío estuviera tan limpio como una ciudad moderna. Aunque se proveía ejercicio, se guardaba contra el exceso de trabajo por frecuentes períodos forzosos de descanso y relajación.” -Owen S. Parret, M.D., Enfermedades de animales de consumo, p. 7.