Hace varios años estuve «hospedándome» en una butaca de la clínica Mayo de Minnessota donde mi hijo estaba recluido, enfermo de gravedad con una condición hepática.   Cuando llegó el Shabat, me fui a caminar por la avenida frente a la Clínica con la esperanza de encontrar una Sinagoga donde conseguir algo para leer. Muy cerca me encontré con un letrero frente a una casa que identificaba aquella casa como una sinagoga provisional de los judíos del Jabad Lubavitch. Eran horas de la tarde y no había servicio.   Toqué a la puerta y salió un hombre Jasídico que parecía ser el Rabino. Después de saludar, y presentarme, y explicar el motivo de mi visita, le pregunté si tenía alguna literatura gratuita que pudiera facilitarme para leer en la Clínica. Para mi sorpresa me dijo que tenía unas revistas allí pero que no podía dármelas porque no es lícito levantarlas y cargarlas en Shabat; y añadió que volviera al día siguiente. Hice lo propio y conseguí la revista al día siguiente.  Pero me quedé pensando qué habría en las interpretaciones halákhicas ortodoxas que no le permitó a aquel hombre hacer una buena obra en Shabat. La respuesta está en este fragmento de la Mishnah que transcribo a continuación: Talmud Babilónico: Tratado Shabbath

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