A. A. Candelaria – mayo 17, 2014
La doctrina de la trinidad postula que “el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son tres personas en una”. Por lo tanto, si el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (o, correctamente dicho, Espíritu de Santidad) son tres “manifestaciones” de una misma persona, entonces todos pueden ser llamados “Dios”; o sea, el Padre es “Dios”, el Hijo es “Dios” y el Espíritu de Santidad es “Dios”. Como consecuencia, si cada uno de ellos es “Dios”, entonces todos son dignos de nuestra adoración, ¿cierto? Veamos lo que REALMENTE dice la Escritura:
“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.” Juan 4:23 (Reina Valera 1960, énfasis añadido)