1. EL siglo 20 fue un siglo de tragedias sin precedente para el pueblo judío. Se inició con una serie de sangrientas persecuciones seguidas por el azote Hitleriano. En la segunda parte del siglo nos confrontamos, individual y colectivamente, con graves y opresivos problemas. Sentimos el impacto de estos tiempos inciertos y problemáticos y nos preguntamos qué nos depara el futuro.
2. En tiempos como éstos, pudiéramos muy bien preguntar:
* «¿De dónde vendrá mi socorro?» Salmo 121:1 (H).
Ciertamente, ¿a quién podemos pedirle socorro en este oscuro momento? ¿Quién defenderá nuestra causa? ¿Es la ayuda humana adecuada para enfrentar una crisis como la que confronta el mundo hoy día? Hay tristezas que ningún bálsamo humano puede aliviar, dolores de corazón que ningún médico puede curar.
3. Estimado lector, en un tiempo como éste debemos hacer lo que hicieron nuestros nobles antepasados cuando estaban en problemas. Debemos buscar una fuente infinitamente superior al hombre, un poder que supera al de los más poderosos potentados en la tierra. Él Omnipotente, y solamente Él, es quien puede socorrer, y quien nos socorrerá, en respuesta a nuestra oración ferviente, sincera y de corazón.
La Oración Sincera es Efectiva
4. Por oración queremos decir el clamor espontáneo del alma dirigido al Todopoderoso con la plena seguridad de que:
* «Los justos claman, y Yhwh escucha, y los libra de todas sus angustias.» Salmo 34:17 (H).
Cierto, la oración de corazón se ha comparado con una llave en la mano de la fe que abre los almacenes del cielo, donde están almacenados los infinitos recursos de la omnipotencia.
5. Debemos aprender a orar como Abraham, quien defendió la causa del remanente de personas justas que quedaban en Sodoma. Debemos orar como Moisés, quien ofreció dejar que se borrara su nombre del Libro de la Vida si ese pudiera ser el medio de salvar a Israel de la destrucción. Debemos aprender a suplicarle al Padre celestial como Eliyah, cuya oración hizo bajar fuego del cielo y consumió el sacrificio. Debemos pronunciar oraciones que sean aceptables al Poderoso de Israel.
6. Oraciones así cambian las cosas. Tómese la experiencia de David por ejemplo. En el momento de la mayor extremidad, cuando las aguas de la aflicción pasaban sobre su alma y parecían a punto de anegarlo, cuando desesperaba por su propia vida, él buscó el socorro de Yhwh. Lea esta inspirada declaración:
Y «Alzaré mis ojos a los montes: ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Yhwh, que hizo el cielo y la tierra.» Salmo 121:1, 2 (H).
Y de nuevo:
* «La salvación de los justos es de Yhwh: Él es su fortaleza en el tiempo de angustia. Yhwh los socorrerá y los librará; Él los librará de los impíos, y los salvará, porque confían en él.» Salmo 37:39 (H).
¿Honró el Poderoso la oración de David? Los que conocen la historia sagrada saben que Él escuchó la oración de David y de la manera más singular lo libró de sus angustias.
7. Cuando Israel se enfrascó en combate mortal con los amalekitas, una tribu feroz y guerrera, se observó que:
* «Cuando Moisés alzaba sus manos, Israel prevalecía; y cuando bajaba sus manos, Amalek prevalecía.» Éxodo 17:11 (J).
Refiriéndose indudablemente a este incidente, una conocida escritora ha dicho:
«La verdadera fe y la verdadera oración –¡cuán potentes son! Son como dos brazos por los cuales el suplicante humano se aferra al poder del amor infinito.»
Y de nuevo: «A todos los que alzan sus brazos para sentir la mano guiadora del Omnipotente, el momento del más profundo desánimo es el tiempo cuando el socorro divino está más cerca. Ellos mirarán atrás con gratitud hacia la parte más oscura de su camino…De cada tentación y cada prueba Él los sacará con una fe más firme y una experiencia más rica.» –El Deseado de todas las gentes, pág. 528.
Así como los hebreos triunfaban cuando Moisés elevaba sus manos al cielo y pedía socorro en favor de Israel, así también el Israel de hoy puede prevalecer cuando, por verdadera fe y sincera oración, se aferren a la fortaleza y poder de su potente Auxiliador.
8. Usted preguntará, ¿Desplegará el Omnipotente Su gran poder y realizará Sus tremendas maravillas hoy día como lo hizo en favor de Su pueblo antiguamente? Pregúntele al héroe judío de Guadalcanal, Charlie Ross, y él le dirá lo que hizo por él la oración: ¡lo salvó de una muerte segura!
9. O pregúntele al Capitán Eddie Rickenbacker y a sus seis compañeros quienes naufragaron en el Pacífico y estuvieron a la deriva sin rumbo en un mar sin orillas en balsas de hule por 26 días durante la Segunda Guerra Mundial. Languidecían por el calor, el hambre, y la sed, y su expectativa de ser rescatados era nula desde el punto de vista humano. Sin embargo, sus oraciones unidas en busca del socorro divino trajeron comida, buena agua, y liberación.
10. Si no fuera por la anterior experiencia angustiosa, algunos de los hombres que han estado a la deriva nunca habrían aprendido sobre la eficacia de la verdadera oración o cuán pronto socorro puede ser el Omnipotente en tiempos de angustia. Usted indudablemente ha leído el siguiente testimonio del Teniente James C. Whittaker, copiloto del avión Rickenbacker:
«Yo había sido un agnóstico; un ateo, si prefiere. No estoy seguro de estar utilizando correctamente ninguno de los términos. Me imaginaba que ponía en duda la existencia de un ser como Dios. Yo razonaba además, cuando se mencionaba la religión, que Dios nunca había hecho mucho por mí en mi vida, así que ¿por qué debía yo tomarme la molestia de adorarlo? Lo más que podía yo sacar de estos pensamientos tenebrosos era que al menos nunca había sido hipócrita.
«Esa noche ponderé una expresión que yo había oído en alguna parte allá en el Pacífico Sur Occidental: “No hay ateos en las cuevas de Guadalcanal.” Yo les puedo decir ahora que no puede haber ateos en balsas de hule entre palomillas y tiburones en el Pacífico ecuatorial. Yo estaba encontrándome con mi Creador en aquel desierto acuoso y nos encontramos como extraños…
«Pudimos haber seguido siendo extraños, si no hubiera sido por él. Él pronto enviaría los dos milagros divinos que por dos veces más salvarían mi vida y cambiarían su rumbo tan completamente como es posible cambiar una vida.» –Pensamos que oímos cantar a los ángeles, ps. 82, 83 (E.P. Dutton and Co., Nueva York; 1943).
Condición de la oración efectiva
11. Por las anteriores experiencias no debe presumirse, sin embargo, que toda oración será contestada incondicionalmente. Hay ciertas condiciones que tenemos que cumplir antes de que el Poderoso pueda escuchar y contestar nuestras oraciones.
12. Una de las primeras es que sintamos nuestra necesidad de ayuda de parte de Él. Él ha prometido:
* «Yo derramaré agua sobre el sediento, y torrentes sobre la tierra seca.» Isaiah 44:3 (H).
Aquellos que tienen hambre y sed de justicia, que anhelan al Poderoso, pueden estar seguros de que sus oraciones serán escuchadas y contestadas. El corazón debe estar abierto a la influencia del Espíritu o no podrá recibirse la bendición del Poderoso. Nuestra necesidad es en sí misma un argumento y habla muy elocuentemente en nuestro favor. Pero tenemos que pedirle al Eterno que haga estas cosas por nosotros.
13. Otra condición de la oración efectiva es odiar el pecado. El salmista divinamente inspirado declara:
* «Si yo abrigara iniquidad en mi corazón, Yhwh no escucharía.» Salmo 66:18 (H).
Si nos aferramos a cualquier pecado conocido, y voluntariamente violamos la ley del Eterno, la respuesta a nuestra petición será retrasada hasta que todo lo malo se haya rectificado. Para ilustrar: Por 20 años la vida de Jacob estuvo amargada por la duda, la perplejidad, y el remordimiento por causa del pecado contra su hermano Esaú. Lidiando toda la noche en oración junto al arroyo de Yabok, se arrepintió de su pecado y fue perdonado. En su noche de angustia cuando la destrucción parecía inminente, aprendió cuan vana es la ayuda del hombre, cuán infundada es toda confianza en el poder humano. Cuando se tornó al Todopoderoso en su condición indefensa, Él aceptó la humillación de Jacob, y como prenda del favor divino, su nombre fue cambiado de «Jacob,» un suplantador, a Israel, un príncipe de Elohím. Habiendo así prevalecido efectivamente con el Poderoso en oración, pudo también prevalecer con su hermano Esaú.
14. En los días del profeta Daniel una catástrofe nacional había acontecido a los hijos de Judáh por causa de su continua apostasía. A las poderosas hordas de Babilonia se les permitió invadir la tierra de ellos. Muchos fueron llevados cautivos para vivir en servidumbre a Nabucodonosor y a sus hijos «hasta el surgimiento del reino de Persia.» Entonces el profeta Daniel procuró el favor de Yhwh en favor de Jerusalem, que estaba desolada, y en favor del arrepentido Judáh. La suya no fue una oración de justicia propia sino que, confesando los pecados de ellos como si fueran de él, dijo:
* «Hemos pecado, y hemos cometido iniquidad, y hemos actuado impíamente, y nos hemos rebelado al apartarnos de Tus preceptos y de Tus juicios; y no hemos escuchado a Tus siervos los profetas.» Daniel 9:5, 6 (H).
15. El Omnipotente oyó la oración de Daniel. El corazón de sus captores se conmovió profundamente con la determinación de liberar a los cautivos judeanos y ayudarlos a regresar a Jerusalem. Así, de nuevo, la oración eficaz de un justo puede mucho.
Que el Israel de hoy día busque a Yhwh con la misma búsqueda de corazón que hizo tan eficaces las oraciones de los ilustres dirigentes de antaño. Sí, oremos en el espíritu de David, de Jacob y de Daniel, y no pediremos en vano.
16. ¿Olvidó el Poderoso al fiel Noé cuando visitó con juicio al mundo antediluviano? ¿Olvidó a Lot cuando bajó fuego del cielo para consumir las ciudades de la llanura? Olvidó a José rodeado de idólatras en Egipto? ¿Olvidó a Eliyah cuando el juramento de Jezabel lo amenazaba con el mismo destino de los profetas de Baal? ¿Olvidó a Jeremiah en el oscuro y húmedo hoyo de su prisión? ¿Olvidó a los tres hebreos dignos en el horno de fuego, o a Daniel en el foso de los leones? A todo fervoroso suplicante que está consciente de su indignidad, que busca al Poderoso con genuina humildad y profunda contrición, se le da la siguiente seguridad:
* «Yhwh está cerca de los de corazón quebrantado, y salva a los que tienen espíritu contrito.» Salmo 34:16 (H).
¿Por qué no tomar la palabra del Eterno?
Cuando no recibimos las mismas cosas que pedimos en el momento cuando pedimos, todavía debemos creer que Yhwh escucha y que contestará nuestras oraciones. Somos tan erráticos y cortos de vista que a veces pedimos cosas que no serían una bendición para nosotros, y nuestro Padre celestial en amor contesta nuestras peticiones por medio de darnos aquello que será para nuestro supremo bien –aquello que nosotros mismos desearíamos si con visión iluminada pudiéramos ver todas las cosas como realmente son. Cuando nuestras oraciones no parecen tener respuesta, debemos aferrarnos a la promesa, porque el tiempo de respuesta vendrá seguramente, y recibiremos la bendición que necesitamos más. Pero reclamar que la oración sea siempre contestada en la misma manera y con la cosa particular que pedimos es presunción. El Todopoderoso es demasiado sabio para equivocarse y demasiado bueno para retener alguna cosa buena de aquellos que anden rectamente. Entonces no tema confiar en Él, aun cuando usted no vea la inmediata respuesta a sus peticiones.
Que el alma se eleve arriba para que el Poderoso nos conceda un soplo de la atmósfera celestial. Podemos mantenernos tan ceca del Eterno que en cualquier prueba inesperada nuestros pensamientos se vuelvan hacia Él tan naturalmente como la flor se vuelve hacia el sol.
Se necesita oración en estos tiempos angustiosos
18. Esta es una era de angustia de naciones con perplejidad como la predijeron los profetas bíblicos. Este estado de incertidumbre ha afectado a todas las naciones y ha tocado, en mayor o menor grado, las vidas de todos. Hay muchas almas angustiadas hoy día; muchos cuyos corazones han sido destrozados por la separación o tal vez por la pérdida de seres queridos en el campo de batalla. Millones están angustiados por el indescriptible sufrimiento que hay en el mundo hoy. Los corazones de los hombres están literalmente fallándoles por el temor y por observar las cosas que sobrevienen a la tierra. Y ¿qué hombre hay cuyo valor y fe no estén siendo probados en estos tiempos tumultuosos y problemáticos. Tal vez esto lo encuentre a usted desanimado y temeroso de lo que pueda traer el mañana. O puede ser que usted haya sufrido reveses financieros y encuentra que su espíritu está abrumado por las cargas y perplejidades diarias que parecen ser su suerte. Sus amigos pueden resultar infieles y la vida puede parecer tener poco por lo cual vivir y luchar. En su gran desamparo puede que usted se sienta solo y abandonado sin nadie que lo entienda y se ocupe de usted.
19. Anímese, estimado lector, hay una solución para cada problema que usted confronte; hay un bálsamo sanador para cada corazón adolorido. A usted no lo han dejado solo para luchar contra obstáculos aparentemente insalvables. Mediante la oración usted puede hacer contacto con la gran Planta de Energía del universo, su Padre celestial, quien tiene mil formas de socorrerlo de las que usted no conoce nada.
Ha habido muchas ocasiones en las que hombres y mujeres en gran angustia sobre la tierra, en el mar, y en el aire, han recibido ayuda divina en respuesta a sus fervientes oraciones por ayuda. Sí, el Todopoderoso puede cambiar, y cambia, las apariencias más desesperadas y desanimadoras. A medida que usted confía en la bondad amorosa de su Creador y mira a Él para que dirija sus pasos, usted sabrá por experiencia personal que todas las cosas obran para el bien de los que aman al Eterno.
Aun sus esperanzas frustradas y sus oraciones aparentemente no contestadas, en la vida futura serán vistas en su verdadera perspectiva, y entonces serán reconocidas como entre sus mayores bendiciones.
20. «Yhwh es muy piadoso y de tierna misericordia. Su corazón de amor es tocado por nuestras tristezas y aun por nuestras expresiones sobre ellas. Llévale a él todo lo que confunde la mente…No hay capítulo en nuestra experiencia demasiado oscuro para que él lo lea; no hay perplejidad demasiado difícil para que él la aclare. Ninguna calamidad puede acontecerle al menor de sus hijos, ninguna ansiedad perturbar el alma, ninguna expresión de gozo, ninguna sincera oración que escape de los labios, de la que nuestro Padre celestial no se dé cuenta, o en la que no se interese inmediatamente. “Él sana al de corazón quebrantado, y venda sus heridas.” Salmo 147:3. » –El Mesías Judío, p. 78.
Oración por salud
21. Si los que sufren de enfermedades corporales creyeran en la eficacia de la oración, muchos serían sanados de sus enfermedades.
Sin embargo, necesitamos guardarnos contra esas sectas cuya principal fuerza motora es el reclamo de la llamada «sanidad divina.» Muchos ponen su confianza en sanadores charlatanes como si no hubiera un amante Padre celestial,
* «Que perdona todas tus iniquidades; que sana todas tus enfermedades.» Salmo 100:3 (H).
22. Después de orar por sanidad todavía tenemos un deber que cumplir. Debemos eliminar todo factor que sirve de impedimento y prevenga la concesión de nuestra petición. En palabras de una exitosa escritora sobre principios de salud:
«Muchas personas se acarrean enfermedades por su autoindulgencia. No han vivido de acuerdo a la ley natural o los principios de la pureza estricta. Otros han descartado las leyes de la salud en sus hábitos de comer y beber, vestirse, o trabajar. A menudo alguna clase de vicio es la causa de la debilidad de la mente o del cuerpo. Si estas personas ganaran la bendición de la salud, muchas de ellas continuarían caminando por el mismo derrotero de empecinada transgresión a las leyes naturales y espirituales del Poderoso, razonando que si el Poderoso las sana en respuesta a la oración, están en libertad de continuar sus insalubres prácticas y entregarse al apetito pervertido sin restricción. Si el Poderoso hiciera un milagro para restaurar la salud de estas personas, estaría fomentando el pecado… Para recibir Su bendición en respuesta a la oración, ellas deben cesar de practicar el mal y aprender a practicar el bien.» Ministerio de curación, p. 227.
23. Tenemos la sanción de la palabra del Omnipotente para el uso de agencias remediales, aun después de haber orado por sanidad. Cuando Ezequiah el rey de Israel estuvo enfermo y el profeta Isaiah le dijo que iba a morir, el monarca rogó al Todopoderoso que salvara su vida.
* «Entonces vino la palabra de Yhwh a Isaiah, diciendo: Ve y dile a Ezequiah: Así dice Yhwh, el Poderoso de David tu padre: He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas; he aquí que añadiré a tus días quince años.» Isaiah 38:4, 5 (H).
El Omnipotente tenía el poder de curar a Ezequiah instantáneamente, pero escogió utilizar medios naturales para producir el resultado deseado. Se dieron las siguientes instrucciones:
* «Que tomen un racimo de higos y lo pongan como emplasto sobre la llaga, y se recobrará.» Verso 21 (H).
En la curación del rey Ezequiah y de muchos otros hombres, mujeres y niños afligidos, según se registra en la Biblia, tenemos múltiples evidencias de que el Soberano a quien servimos se deleita en ayudarnos y sanar nuestras enfermedades cuando el hacerlo es para nuestro bien real y para su gloria.
24. Así que demos gracias al Eterno por el privilegio de la oración. Ya no necesitamos seguir oprimidos por cuidados y perplejidades; ya no necesitamos que el sufrimiento nos agobie ni que las pesadas cargas nos opriman y aplasten nuestro espíritu decaído, mientras tengamos acceso al «lugar secreto del Altísimo.» El Poderoso que contestaba las oraciones de nuestros padres y los libraba de sus angustias nos exhorta:
* «No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, que yo soy tu Poderoso; yo te fortaleceré, te socorreré; te sostendré con la diestra de mi justicia.» Isaiah 42:10 (H).
25. El rey David tenía una implícita confianza en la dirección Divina y en las providencias gobernantes. Lea su testimonio en el Salmo 23:4 (H):
* «Aunque ande por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo; Tu vara y Tu cayado me consuelan.»
Y así, arrojemos nuestras cargas sobre Yhwh, y él nos sostendrá. Cuando lo invoquemos en el día de la angustia, Yhwh nos asegura:
* «Yo te libraré y tu me glorificarás.» Salmo 50:15 (H).
Myrna Goodwin Plantz dijo:
«Sé que el Padre oye la oración,
y que contesta en toda ocasión;
Puedo arrojar toda mi ansiedad,
mis cargas que no puedo llevar,
sobre el Padre de toda piedad.
Nunca mi alma va a desesperar,
pues él me invita en él a confiar,
puedo ir a su morada en Sión,
y probar allí que él oye la oración.
(Preparado en inglés por: The Israelite Heritage Institute. Versión española de: Publicaciones Menorah.)
ÁNIMO
En las horas más difíciles, el Creador siempre estará contigo. ¡Confía en él! Cuando la pena te abrume demasiado
y la soledad venga a sentarse a tu lado, cuando el temor y la duda te inquieten y te sientas ya sin fuerzas, conserva tu fe
en el Creador. Porque él te tomará en sus brazos, te llenará de valor y esperanza, te envolverá en su luz y con su amor, sembrará de nuevo en tu corazón la paz y la ilusión. No siempre la vida es fácil, ni siempre salen las cosas como deseamos, pero por duros que sean estos momentos, no olvides que Yah se ocupa de ti; confía en Él y ábrele tu alma con la fuerza y la esperanza necesarias para salir adelante. ¡Ánimo!
ORACIÓN DE FE
Padre, vengo ante ti tal como soy. Estoy triste por mis pecados. Me arrepiento de mis pecados, por favor, perdóname. En tu nombre perdono a los demás por lo que ellos han hecho en mi contra. Renuncio a Satán, a los espíritus malos, y a todas sus obras. Te entrego todo mi ser. Padre Eterno, ahora y para siempre te invito a mi vida. Te acepto como mi Soberano y Redentor. Cúrame, cámbiame, dale fuerza a mi cuerpo, alma y espíritu. Ven, Padre, cúbreme con la sangre de la Expiación que tú has provisto, y lléname con tu espíritu de santidad. Te amo, Padre Eterno. Te seguiré cada día de mi vida. Amén.