Por Yosiyahu
Habiendo estudiado ya los diversos significados de la palabra hebrea elohím, y antes de proceder a estudiar cómo se relaciona la palabra elohím con el Mesías, es importante analizar y entender la relación que existe entre el Mesías y Aquel Ser a quien el mismo Mesías llama “mi Padre y mi Dios” (Mat. 27:46; Jn. 20:17; Rev. 3:12)
El Fundamento mesiánico
Poco antes de despedirse de sus discípulos y de este mundo, el Mesías hizo una larga oración al Padre a favor de sus discípulos, conocida como “la oración sacerdotal” del Mesías. Una de las primeras peticiones que hizo al Padre en esa oración fue esta:
«Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dos verdadero, y al que tú has enviado [Yahshúa el Mesías]” —Yojanán (Juan) 17:3 Biblia de Jerusalén.
Aquí el Maestro está hablando de dos personas: 1) el Padre, a quien él mismo llama “el único Dios verdadero,” y 2) el Hijo que está hablándole al Padre. Es sumamente importante notar que en esta oración el Maestro se dirige a su Padre en el cielo, y él mismo nos dice que el Padre es «el único Dios verdadero.» Y si el Hijo mismo nos enseñó esto, entonces decir lo contrario es apartarse de sus enseñanzas.
La fe de la “iglesia primitiva”
Lo que los historiadores llaman “la Iglesia Primitiva,” no es otra cosa que la comunidad original de discípulos de Yahshúa el Nazareno, comunidad que en el siglo primero era conocida como “La secta de los Nazarenos.” Un abogado griego del primer siglo llamado Tértulo llamó a Pablo “el jefe principal de la secta de los nazarenos” en Hechos 24:5. Y a partir de esa “secta” original fundada en el siglo uno por Yahshúa (Jesús) el Nazareno se desarrolló en el siglo dos, tras un número de cambios, lo que hoy se conoce como el cristianismo. En aquella secta judía nazarena original uno de los líderes principales, ya lo leímos, era el Rabino Shaúl (conocido como Saulo de Tarso, o Pablo.) En sus diversos escritos Pablo expresó de variadas maneras cuál era el sentir de la comunidad Nazarena en cuanto al Mesías, y de diversos modos expresó lo que creían ellos acerca de la relación existente entre el Padre Todopoderoso y el Mesías Yahshúa. Pero la afirmación más contundente y determinante fue la que les escribió a los judíos discípulos de Yahshúa en la ciudad de Corinto, Grecia:
“Pues aun cuando se les dé el nombre de dioses, bien en el cielo, bien en la tierra, de forma que hay multitud de dioses y de señores, para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas; y un solo Señor, [Yahshúa el Mesías], por quien son todas las cosas y nosotros por él.” —1Corintios 8:5, 6. B.J.
En resumen, la esencia de la creencia de la “iglesia primitiva” era esta:
«Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre… y un solo Señor, Yahshúa el Mesías…»
Cualquiera que lea este pasaje sin el pre-concepto trinitario, verá claramente que el Rabino Shaúl (el apóstol Pablo) enseñó exactamente lo mismo que enseñó el Rabino Yahshúa de Nazaret, nuestro Mesías. En ese sólo pasaje hay contenidas siete enseñanzas fundamentales de la llamada “iglesia primitiva”:
1. Que hay un solo Dios
2. Que ese solo Dios es el Padre
3. Que ese solo Dios que es el Padre es nuestro Dios
4. Que ese solo Dios que es el Padre es una persona diferente y aparte del Mesías
5. Que el Mesías no es el Padre
6. Que el Mesías es nuestro Señor (nuestro Amo)
7. Que por lo tanto el Mesías no es nuestro Dios.
Pablo insiste en lo mismo muchas veces
En una carta que data del siglo uno, escrita por el apóstol Pablo a su discípulo Timoteo, Pablo expresó lo que constituía la fe fundamental de la “iglesia primitiva” en tocante a la relación del Mesías con el Padre:
«Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, [el Mesías Yahshúa], hombre también.» —1 Timoteo 2:5 B.J.
Aquí Shaúl (Pablo) repite de nuevo lo que dijo tantas veces: que «hay un solo Dios,» y que al lado de ese Dios hay un mediador que es el Mesías. Nótese que aquí Rabí Shaúl hace una distinción clara y precisa entre la Persona que es «Dios» y la persona que es el mediador entre ese Dios y los hombres. De manera que aquí se habla de tres entes, tres personas:
1) el Dios,
2) el Mediador
3) el hombre.
De estos tres, el «un solo Dios» es obviamente el Padre; el “un solo Mediador” es Yahshúa su Hijo; y “el hombre” es la raza humana. Además, como corolario, este pasaje nos muestra que aun después de estar glorificado en el cielo Yahshúa todavía es «hombre también.»
David conoció la relación entre el Mesías y el Padre
David, el autor principal delo Salmos, fue un Rey que escribió bajo la inspiración del espíritu de santidad. En visión profética David percibió al padre Yahwéh y a su Mesías, y entendió correctamente la relación entre ambos.
«(2) se presentan los reyes de la tierra, … contra Yahwéh y su Ungido… (11) Servid a Yahwéh con temor, y alegraos con temblor. (12) Besad al Hijo, no sea que se enoje…»
—Tehilím (Salmos) 1:2, 11, 12 Reina-Valera Actualizada
En este salmo profético se habla de dos personas: Yahweh por un lado, y su Ungido por otro lado. Ungido en hebreo es «Mashíaj.» Así que Yahwéh es uno, y su Mashíaj es otro. Confundirlos como si fueran la misma persona no es sana doctrina sino que es contradecir lo que la Biblia expresa en términos claros y sencillos. Además, aquí se expresa que el Mashíaj es «Hijo» de Yahweh. Esa relación de «hijo» es una relación espiritual. No es que el Eterno lo haya engendrado en una «diosa celestial» sino que es hijo por cuanto él lo creó. Véase proverbios 8:22, Biblia de Jerusalén; Versión Popular Dios Habla Hoy; y Reina-Valera Actualizada.
¿Qué es necesario creer para tener vida eterna?
Los discípulos del Mesías, los Apóstoles, como buenos judíos que eran todos, tenían un concepto claro y sencillo sobre quién es el Mesías. Nunca lo confundieron con el Padre, o con el “Dios” [Elohim],
«Estos [sucesos] han sido escritos para que crean que [Yahshúa] es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo [esto], tengan vida en su nombre.» —Yojanán (Juan) 20:31
Este claro pasaje del apóstol Yojanán nos enseña tres cosas básicas:
1) Que Yahshúa es el Mashíaj (el Ungido);
2) Que Yahshúa es el Hijo de Dios;
3) Que creyendo esto acerca de él tenemos vida eterna.
¿Que es lo que hay que creer sobre Yahshúa? ¿Que es Dios? NO. ¿Que es el Hijo de Dios? SÍ. Esto es lo que enseña una y otra vez la Escritura: que Yahshúa es Hijo de Dios, y por lo tanto es nuestro Hermano Mayor, no nuestro Dios.
La enseñanza inspirada del apóstol Pedro
Después de sanar a un tullido “en el nombre de Yahshúa el Mesías, el Nazareno,” (Hechos 3:5), el apóstol Pedro (Kefá) pronunció un discurso ante el pueblo judío que se admiraban a causa del milagro. Pedro comenzó su discurso diciendo esto:
«…El Dios de Abraham de Isaac, y de Jacob, el Dios de nuestros Padres ha glorificado a su siervo Yahshúa…» —Hechos 3:13 Biblia de Jerusalén
En una nota al calce en la Biblia de Jerusalén, edición para Latinoamérica, dice: “Los cristianos reconocen en Jesús al misterioso siervo de Yahvé, Isaías 42+.” La palabra que se ha traducido “siervo” en este pasaje, y que Reina-Valera traduce “hijo,” es paidós. El término griego paidós puede significar “hijo” pero generalmente significa “siervo.” La palabra griega que siempre significa “hijo” es juiós, de la cual procede el término español hijo.
Este sencillo pasaje debería bastar para resolver toda la cuestión de quién es el Padre y quién es el Hijo. El apóstol Shimón (Pedro) dice aquí claramente que «El Dios de Abraham» glorifico a «su siervo (o Hijo) Yahshúa.» ¿Cuantas personas ve usted aquí? Yo veo dos. Ahora bien, ¿quién es «el Dios de Abraham»? Obviamente Yahwéh. Entones la expresión se pude refrasear así: «Yahweh glorificó a su Siervo (o Hijo) Yahshúa.» De modo que aquí se hace meridianamente caro que Yahweh es el Padre (nuestro Dios), y Yahshúa es el Hijo (nuestro Mediador); dospersonas, uno es padre del otro; así que el otro es hijo.
La oración de los apóstoles en la persecución
En una hermosa oración que elevaron los apóstoles cuando estaban siendo perseguidos por las autoridades de Jerusalem, se muestra claramente que ellos entendían de manera correcta la verdadera relación que hay entre el Padre y el Hijo:
«(24) todos a una elevaron su voz a Dios y dijeron: ‘Soberano: Tú hiciste el cielo y la tierra… Porque verdaderamente en esta ciudad se han aliado … contra tu santo siervo [o Hijo] Yahshúa, a quien has ungido…» —Hechos 4:24, 27 B.J.
Es claro por este pasaje que los discípulos del Mesías sabían distinguir muy bien entre Yahshúa y su Padre celestial. A diferencia de muchos cristianos de hoy día, los discípulos originales sabían muy bien que el «Soberano» (Yahwéh) es el Creador, y que Yahshúa es «su santo Hijo,» o, como correctamente traduce la Biblia de Jerusalén, su “santo siervo.” Esto fue siempre la creencia fundamental de la llamada “iglesia primitiva.”
Otro dato importante es que en este pasaje, al igual que en el anterior, no se usa la palabra griega para hijo, que es «juiós,» sino que se usa la palabra «paidós,» que significa «siervo.» Por eso usted verá en otras traducciones de la Biblia que se dice aquí «tu santo siervo Yahshúa,» y esta es la traducción más correcta de esta frase. Porque Isaías 53 nos presenta al Mesías como “el Siervo Sufriente de Yahvé.”
Las salutaciones en las cartas de Pablo
Pablo siempre comenzaba sus cartas con un saludo que dirigía la atención de los lectores hacia las dos Personas más importantes del universo y de nuestra fe: al Padre celestial y a Su Hijo humano.
«(7) … a ustedes gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre, y del Señor [Maestro] Yahshúa el Mesías… (8) Ante todo, doy gracias a mi Dios por medio de Yahshúa el Mesías…» —Romanos 1:7, 8
Como este, podríamos citar montones de pasajes de las cartas de los apóstoles en los que se hace clara distinción de la relación entre el Padre y el Hijo como dos personas distintas, siempre poniendo al Padre en primer lugar como superior. Note cómo pablo llama aquí al Padre “mi Dios” y al Hijo lo llama “el Mesías,” en griego Jristós, esto es “el Ungido.”
Otro dato interesante es que en estas salutaciones los apóstoles no mencionan para nada al espíritu santo, obviamente porque no lo consideraban una persona. En todos los Escritos Apostólicos se habla de dos Personas divinas, el Padre y el Hijo; nadie más, y de ambos procede el poder, la energía divina que es el espíritu santo, correctamente llamado en hebreo el “espíritu de santidad.”
¿Quién resucitó a quién?
Algunos predicadores enseñan la errónea idea de que el Mesías se resucitó a sí mismo. Pero la Escritura Inspirada nos enseña claramente lo contrario:
«(32) Dios ha resucitado a este mismo [Yahshúa].. (36) Sepa todo el pueblo de Israel, con toda seguridad, que a este mismo [Yahshúa]… Dios lo ha hecho Señor y Mesías.»
—Hechos 2:32, 36 Versión Popular Dios Habla Hoy
Aquí el apóstol Shimón (Pedro) aclara quién fue el que resucitó a Yahshúa. No fue que él se resucitó a sí, como enseñan erróneamente algunos. La pluma inspirada nos dice que «Dios lo resucitó.» Y además, si Yahshúa es “Señor y Mesías” es porque Dios lo nombró así. ¿No es esto lo que dice el pasaje? Si se leen con cuidado las Escrituras Inspiradas, se verá que siempre se pone la figura de «Dios» [Yahweh] primero y superior sobre todos los demás.
El Dios del Mesías
Ahora que el Mesías está glorificado en el cielo, ¿tiene un Dios sobre él? ¿Hay alguien a quien él llama aún “mi Dios”? Claramente sí:
«Al vencedor le pondré de columna en el Santuario de mi Dios, y grabaré en él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, que baja del cielo enviada por mi Dios, y mi nombre nuevo.» —Revelación 3:12 B.J.
Hay predicadores que han leído este pasaje centenares de veces y todavía no se han dado cuenta de lo que dice. ¿Quién está hablando aquí? El Mesías glorificado y entronizado en el cielo a la diestra de su Padre. ¿No es cierto? Bueno, pues ese Mesías glorificado en el cielo llama a su Padre «Mi Dios» cuatro veces en este solo versículo.
Véase también Juan 20:17, donde el Mesías resucitado se le aparece a Miriam (María) la Magdalena, y cuando ésta lo toca, tal vez postrada a sus pies, el Mesías le dice: “Deja de tocarme, que todavía no he subido al Padre. Pero ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios.” (Biblia de Jerusalén)
De manera que Yahwéh, el Padre, nuestro Dios, es también el Dios del Mesías. Y no puede haber más que un solo Dios verdadero, así que por eso es totalmente erróneo, equivocado, incorrecto llamar a Yahshúa (Jesús) «nuestro Dios,» como se les ha enseñado a muchos.
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Otras referencias:
Juan 14:28. Aquí se muestra que Yahwéh es mayor que Yahshúa.
Juan 6:57. Yahshúa mismo dijo que su vida depende de su Padre Yahwéh.
Malaki 3:1, 2. Se menciona al Mesías como el Mensajero del Pacto.