(Por Conversión o Dedicación)
(Antes de entrar en el Mikvéh)
OFICIANTE:
Nuestras madres Rebeka y Rajél se comprometieron y comenzaron nuevas vidas en las suaves y perennes aguas del pozo. Nuestra madre Yokébet le dio vida a su hijo Moshé en las siempre fluyentes aguas del Nilo. Nuestra hermana Miryám danzó por la salvación de vidas junto a las aguas rebosantes del Mar de los Juncos.
PARTICIPANTE:
Ahora, al sumergirme, comienzo un nuevo ciclo, un ciclo de renacimiento y renovación, de Tu palabra y Tu pueblo Israel. Me preparo para una nueva vida y para la consagración de esa vida mediante el ritual de la inmersión.
OFICIANTE:
Así como Moisés y Aharón y los sacerdotes de Israel se lavaban con aguas purificadoras antes de administrar en el servicio de Yhwh en el altar, así usted ahora se purifica ante el altar de santificación.
PARTICIPANTE:
Ahora estoy preparado(a) a unir mi vida con la vida del pueblo de Israel, y con el Poderoso de Israel, para venir a ser participante de los gozos de la vida del pueblo hebreo, para aprender y celebrar los ritmos de la vida israelita.
OFICIANTE:
Oh Poderoso Yhwh, tú eres la Fuente de la vida. Este(a) hijo(a) tuyo(a) entra en este Mikvéh como una expresión de su compromiso de sumergirse en la fe de Israel y en las aguas de la Toráh. Así como nuestros antepasados cruzaron el mar en su peregrinaje al Sináy, que su Teviláh (su inmersión) alimente su resolución de cobijarse bajo las alas de la Shekináh y sellar su devoción a una vida de Toráh, Avodáh, y Guemilút Hasadím (aprendizaje, servicio, y obras de justicia).
PARTICIPANTE:
El agua es un don del Eterno para las almas vivientes, para limpiarnos, para purificarnos, para sostenernos y renovarnos.
OFICIANTE:
«Con aguas puras los purificaré, para que su vida sea pura e inmaculada. Un nuevo corazón les daré, y un nuevo espíritu pondré dentro de ustedes. Los guiaré en mis enseñanzas, y ustedes guardarán mis estatutos. Ustedes serán mi pueblo, y yo seré su Poderoso.» (Ezekiel 36:25-28)
PARTICIPANTE: (Antes de sumergirse)
Barúk atá, Yhwh Elohénu, mélek haolám, ashér kiddeshánu bemitsvotáv, vetsivánu al ha-teviláh.
Bendito eres, Yhwh nuestro Poderoso, Rey del universo, que nos santificas con tus mandamientos, y nos ordenas sobre la inmersión.
Barúk atáh, Yhwh Elohénu, mélek haolám, she-hejeyánu, vekiyemánu, vehiguiánu, la-zemán ha-zé.
Bendito eres, Yhwh nuestro Poderoso, Rey del universo, que nos has bendecido con vida, que nos has sostenido, y nos has permitido llegar hasta este momento.
(El (la) participante entra en el Mikvéh, toma una respiración profunda, y se sumerge completamente; permanece bajo el agua por un instante, y entonces emerge. El (la) oficiante no tiene que estar en el agua con el candidato, a menos que sea necesario ayudarle para que no se caiga o se asuste.)
TODOS:
Shemá Yisrael, Yhwh Elohénu, Yhwh ejád
Oye, Israel, Yhwh es nuestro Fuerte, sólo Yhwh.
¡¡En el nombre de Yeshúa el Mesías!!