Azazel (El Chivo Expiatorio):
¿Es una Sombra del Mesías o de Satán?
El tema de este estudio tiene que ver con las actividades del sumo sacerdote en el Día de la Expiación; en particular, la confesión de los pecados de Israel, que habrían de recaer sobre la cabeza del macho cabrio que era enviado al desierto (Lev. 16:21)
El Día de la Expiación es una de las fiestas solemnes de Yahwéh. Al décimo día del séptimo mes del calendario escritural de Yahwéh el sumo sacerdote (Aarón) debía hacer expiación por los pecados de Israel. Para hacerlo, Aharón seleccionaba a dos cabros de corta edad de la congregación de los hijos de Israel (Lev. 16:5). Entonces recibía instrucciones de echar suertes con el fin de decidir qué cabro sería «para Yahwéh» y cuál debía convertirse en «chivo expiatorio» (Versión KJV – de «chivo expiatorio»). Según la Concordancia Strong, las palabras «chivo expiatorio» viene del término hebreo «azazel» que quiere decir literalmente «cabro de partida.» Esta formada por el hebreo «ez» que significa cabro y «azal» significa «marcharse.»
El significado exacto ha sido motivo de muchas disputas. Algunos comentadores creen que «azazel» se refiere al nombre de la región a la que era enviada el cabro, mientras que otros están convencidos de que es el nombre común de un espíritu, demonio o del propio Satán. La interpretación que sugiere Strong aparece tanto en la Septuaginta como en la Vulgata y forma parte del punto de vista rabínico de que «el cabro debía ser enviada», según la Mishnah Yoma 6:2.
En «Pentateuch and Haftorahs» (el Pentateuco y Haftorahs) por el Dr. J.H. Hertz (anterior Rabino Principal del Imperio Británico), Soncino Press, 1990, pág. 481, leemos: «El término hebreo azazel no es, de hecho, un nombre propio, sino un extraño nombre común hebreo…que significa «mandar» o «quitar totalmente de en medio» (RV Margin, Gesenius, Hoffman y el Oxford Hebrew Dictionary), (diccionario hebreo Oxford). Es la antigua palabra técnica que quiere decir quitar por completo el pecado y la culpa de la comunidad, que se simbolizaba enviando al macho cabrío al desierto.»
Comoquiera que la palabra «azazel» no se usa en ninguna otra parte en las Escrituras y teniendo en cuenta que existen varias opiniones con respecto a su significado, es preciso que determinemos, por medio de otras Escrituras, su verdadero significado e interpretación.
El punto más importante con respecto a «azazel» (el chivo expiatorio) se encuentra en Lev. 16:10: «Pero el macho cabrío sobre el cual haya caído la suerte para Azazel, será presentado vivo delante de Yahwéh, para hacer expiación sobre él y enviarlo a Azazel, al desierto.» Si optamos por creer que «azazel» representa a Satán, esto da pie a preguntar si Satán puede o no puede servir de expiación por el pueblo de Yahwéh. En ningún lugar de las Escrituras se hace referencia a que Satán tuviese parte alguna en la expiación. Pero sí leemos:
«Y no solo esto, sino que nos gloriamos en Yahwéh, por medio de nuestro Mesías Yahshua, mediante quien hemos recibido ahora la reconciliación.» (Rom. 5:11)
«El es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Y cuando había hecho la purificación de nuestros pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.» (Heb. 1:3
«El no tiene cada día la necesidad, como los otros sumo sacerdotes, de ofrecer sacrificios, primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo; porque por eso lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.» (Heb. 7:27)
«De otra manera le habría sido necesario padecer muchas veces desde la fundación del mundo. Pero ahora, él se ha presentado una vez para siempre en la consumación de los siglos para quitar el pecado mediante el sacrificio de sí mismo.» (Heb. 9:26)
Las escrituras afirman con toda claridad que el Mesías mismo hizo expiación por nosotros. Sin embargo, muchos sugieren (incluyéndome a mi mismo hasta hace poco) que el primer macho cabrío representaba la obra de expiación de Yahshua, pero el segundo representaba a Satán. Se cree que puesto que Satán es «la causa original» de todo el pecado, «la justicia exige que [Elohim] vuelva a colocar la culpa sobre la cabeza del demonio, no por nuestra culpa, sino por la suya, por arrastrarnos al pecado.» Pagan Holidays or God’s Holy Days, Which? (Las Fiestas Paganas o los Días Sagrados de Dios, ¿cuál de ellos? por Herbert W. Armstrong, Worldwide Church of God, 1986, pág. 36.
Si eso es cierto, ¿en qué lugar de las Escrituras se encuentra el cumplimiento de Lev. 16:21? El sumo sacerdote, que no es el tradicional (es decir, Yahshua) habrá de imponer sus manos sobre la cabeza de Satán y confesarle los pecados de Israel. Sin embargo, eso no es lo que nos dicen las Escrituras. Podemos decir que el ángel que se menciona en Apoc. 20:1 representa al «hombre «encargado» para enviar al macho cabrío (a Satán) al desierto (que representa el «pozo sin fondo») pero sin el cumplimiento de la actual imposición de manos o ninguna otra referencia a Satán, como el que hace expiación a nuestro favor, se convierte en una suposición, en una mera teoría.
Puede que algunos intenten sugerir que el ángel es, de hecho, Yahshua. Apoc. 19:11-14 nos ofrece un retrato de Yahshua descendiendo del cielo a la tierra para golpear a las naciones, a la bestia y al falso profeta. Después, el ángel de Apoc. 20:1 desciende del cielo para atar a Satán. Ese ángel es el único que habrá de poner sus manos sobre Satán y no para confesar pecados sobre su cabeza, sino para echarle en el pozo sin fondo.
Por otro lado, las Escrituras nos presentan una preciosa imagen del cumplimiento de Yahshua, como el gran macho cabrío, enviado para llevar los pecados de Israel. Pero antes leamos lo que dice en Lev. 16:22: «Aquel macho cabrío llevará sobre sí, a una tierra inhabitada, todas las iniquidades de ellos. El hombre encargado dejará ir al macho cabrío por el desierto.» Tengamos en cuenta lo siguiente:
Isa. 53:6c: «Pero Yahwéh cargó en él el pecado de todos nosotros.» Yahshua llevó los pecados de Israel, que fueron colocados sobre él y nada más que sobre él.
Isa. 53:11c dice: «Y cargará con los pecados de ellos.»
Isa. 53:12d dice: «Habiendo él (Yahshua) llevado el pecado de muchos…» Yahshua es el que llevó nuestros pecados. Los llevó y los eliminó, cargando con ellos sobre su propia cabeza, que es lo que quiere decir la palabra hebrea ‘cabal’ (llevar).
Isa. 53:4a dice: «Ciertamente él llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores.» Yahshua es el que lleva los pecados, no Satán.
Heb. 9:28a dice: «Así también el Mesías fue ofrecido una sola vez para quitar los pecados de muchos.»
1ª Ped. 2:24a dice: «El mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero.» No hay ningún otro que lleve los pecados.
El hecho de imponer las manos (vs. 21; también; Lev.1:4; 3:2; 4:4,15,29,33) simboliza la transferencia de los pecados de los que son culpables (es decir, los hijos de Israel) al inocente (azazel). El inocente se convierte entonces en el que lleva los pecados. Sin duda alguna, Yahshua es la figura representativa (Isa. 53:4, 6, 11, 12). Sin embargo, Satán no puede ocupar el lugar de esa figura porque no fue nunca inocente y no puede satisfacer la justicia de Yahwéh, en cuanto a que no se pueden transferir los pecados de los culpables a otro que también es culpable. Si tenemos en cuenta que se echaron suertes con el propósito de decidir qué macho cabrío habría de ser «para Yahwéh» eso quiere decir que ambos machos cabríos tenían que ser sin contaminación. El antitipo de un macho cabrío sin contaminación era el Mesías que no tenía pecado. ¿Podemos decir que Satán no tiene pecado y debía ser representado por un macho cabrío sin contaminación?
«Azazel» debía llevar las iniquidades del pueblo de Israel a la tierra «sin habitar». Acabamos de leer como enseñan las Escrituras, de manera innegable, que el Mesías es el único que lleva los pecados. Por lo tanto, es la única persona que es idonea para representar el papel de «azazel», pero ¿de qué manera es Yahshua enviado a una tierra sin habitar y de qué modo se le envía al desierto?
Las Escrituras hacen varias afirmaciones muy claras acerca del hecho de llevar el pecado.
Juan 1:29. «Al día siguiente, Juan vio a Yahshua que venía hacia él y dijo: –¿He aquí el Cordero de Yahwéh, que quita el pecado del mundo!»
Heb. 9:26b – «Pero ahora, él se ha presentado una vez para siempre en la consumación de los siglos para quitar el pecado del mundo, mediante el sacrificio de sí mismo.»
1ª Juan 3:5: «Y sabéis que él fue manifestado para quitar los pecados y que en él no hay pecado.»
Yahshua es el macho cabrío que llevó los pecados de Israel. Los tomó sobre sí mismo y «fue hecho pecado por nosotros» (2ª Cor. 5:21) Por lo tanto, él representa a la figura no tradicional de «azazel». No hay necesidad de que Satán lleve los pecados de nadie, puesto que él tiene sus propios pecados que llevar y resultarán insoportables.
El término hebreo «sin habitar» es «gezerah» y quiere decir «un desierto (como separado)» y procede de la palabra raíz «gazar» que quiere decir «alejado o separado de». No cabe duda de que el Mesías se vio alejado y separado no solo de la tierra de los vivientes, sino también de Su Padre Yahwéh. Cuando Yahshua clamó «Mi El, mi El, ¿por qué me has abandonado?» fue porque en ese momento se encontraba separado de Yahwéh, por haber llevado sobre sí los pecados del mundo. Está claro que el pecado causa separación de Yahwéh, como dijo Isaías: «Vuestras iniquidades son las que hacen separación entre vosotros y vuestro Elohim. Vuestros pecados han hecho que su rostro se oculte de vosotros para no escuchar.» (Isa. 59:2) Los discípulos de Yahshua también se separaron de él abandonándole y negándole. Yahshua se vio hasta separado por «tener que sufrir fuera de la puerta» y del campamento (Heb. 13:11-13). Fue enviado al desierto de la absoluta separación al llevar sobre sí nuestros pecados.
¿Y qué sucede con el «encargado» que acompañó al macho cabrío donde empezaba el desierto? Si el ángel de Apoc. 20:1 no es la figura representativa ¿entonces quién es? ¿Es preciso que haya una figura que sirva y que ocupe el lugar del encargado? Puesto que, en ninguno de los dos casos, se menciona a una figura representativa de este hombre en el versículo 28 que queme los cadáveres del buey y del macho cabrío de Yahwéh, no tiene tampoco por qué haber una figura representativa de este encargado. Ofrecemos lo siguiente como posible antitipo del encargado.
«EL encargado» tiene su origen en el significado hebreo «oportuno, adecuado, a mano.» Algunas traducciones dicen «hombre oportuno», «el hombre de la oportunidad» o «un hombre que ha sido nombrado». Las escrituras revelan que hubo un hombre que estuvo en el lugar en el momento oportuno, nombrado por Yahwéh para guiar a Yahshua durante su separación, en el desierto. Ese hombre fue Judas. Hechos 1:16 dice que Judas fue «guía de los que le prendieron (a Yahshua).» También dice en Mat. 26:24: «A la verdad el Hijo del Hombre va, tal como está escrito de él. Pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado el Hijo del Hombre! Bueno le fuera a aquel hombre no haber nacido.» Yahshua «iba» al desierto, llevando sobre sí los pecados y Judas fue el hombre designado para conducir y guiar a Yahshua en ese viaje al desierto, a la absoluta separación.
Algunos podrán objetar que Yahshua representó a «azazel» basándose en el hecho de que el Día de la Expiación cae en el séptimo mes entre dos fiestas, que aun no se han cumplido. Por lo tanto, el Mesías no puede celebrar el Día de la Expiación en su totalidad. Razonan, por lo tanto, que su futuro cumplimiento deberá realizarlo Satán.
Aunque Yahshua ha representado a los dos machos cabríos, queda un aspecto importante del Día de la Expiación que aún no se ha hecho realidad. La trompeta del Jubileo, que es atipica, y que marca el comienzo del año del Jubileo (que normalmente se tocaba el Día de la Expiación) no ha sonado aún. Cuando vuelva Yahshua, después de que suene esa trompeta, para liberar a los cautivos de la muerte, tendrá su pleno cumplimiento el Día de la Expiación.
Es la opinión equivocada de que Yahshua volverá el Día de las Trompetas lo que ha hecho que se crea que Satán representa el papel de azazel. Se alega que si el Día de las Trompetas representa el regreso del Mesías y si los Tabernáculos representan el Milenio, solo puede quedar un acontecimiento entre medias que represente al macho cabrío que es enviado al desierto y es cuando Satán será echado en el pozo sin fondo.
La verdad del asunto es que, cuando regrese Yahshua, solo sonará una trompeta, mientras que el Día de las Trompetas (en plural) representa más de una trompeta. El Día de las Trompetas representa el comienzo del «Día de Yahwéh» cuando comenzarán a sonar las trompetas de Apoc. 8. Yahshua volverá cuando suene la séptima y última trompeta, que es la trompeta del Jubileo, que marca la resurrección de los muertos (Apoc. 11:15-18; 1ª Cor. 15:52; 1ª Tes. 4:16)
Otra posible objeción podría ser la de que Yahshua, como azazel, no representa todos los aspectos de la figura como tal y que nadie, de hecho, puso sus manos sobre la cabeza de Yahshua con el fin de confesar los pecados sobre El. Yahshua murió mientras que el macho cabrío enviado al desierto sigue viviendo allí, etc. etc. Y como sucede en el caso de otras figuras, Yahshua no representó exactamente cada uno de los aspectos. Por ejemplo, no pudo representar el papel del Sumo Sacerdote que mata al macho cabrío de Yahwéh y, al mismo tiempo, ser el macho cabrío o de lo contrario tendría que matarse a sí mismo (v. 15). No tuvo que presentar una ofrenda por el pecado por sí mismo como Sumo Sacerdote (v. 11); Yahshua no confesó los pecados de Israel sobre su propia cabeza (v. 21); no necesito lavar su carne (v. 24), su cuerpo no fue quemado fuera del campamento (v. 27); murió como sacrificio expiatorio en Pascua, no en el Día de la Expiación. Su cuerpo no fue quemado como sacrificio de la Pascua; Yahshua murió a la hora del sacrificio de la tarde y del sacrificio de la Pascua, pero no en el momento del sacrificio de la mañana, etc. etc.
La verdad fundamental es que las Escrituras declaran que Yahshua fue el ÚNICO que llevó los pecados, que no solo murió por la remisión de los pecados, sino que fue además el único que quitó esos pecados. Cuando vemos al macho cabrío y al azazel de Yahwéh como una ofrenda expiatoria, en lugar de dos ofrendas separadas por miles de años, entendemos y apreciamos con más facilidad el cumplimiento simbólico. Yahshua es el cumplimiento perfecto del sacrificio expiatorio atipico. Como el macho cabrío de Yahwéh su sangre limpió el santuario celestial (Heb. 9:23) y el Israel de Yahwéh (Lev. 16:17). Como «azazel» llevó nuestros pecados y los eliminó para siempre. ¡Aleluya!