A. A. Candelaria – mayo 17, 2014
La doctrina de la trinidad postula que “el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son tres personas en una”. Por lo tanto, si el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (o, correctamente dicho, Espíritu de Santidad) son tres “manifestaciones” de una misma persona, entonces todos pueden ser llamados “Dios”; o sea, el Padre es “Dios”, el Hijo es “Dios” y el Espíritu de Santidad es “Dios”. Como consecuencia, si cada uno de ellos es “Dios”, entonces todos son dignos de nuestra adoración, ¿cierto? Veamos lo que REALMENTE dice la Escritura:
“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.” Juan 4:23 (Reina Valera 1960, énfasis añadido)
En el verso anterior, vemos que el mismo Mesías nos declara que a quien se debe adorar es al Padre. Realmente éste hubiese sido un momento perfecto para decir “adorarán al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”, si así hubiese sido el caso. Sin embargo, en estas palabras pronunciadas por Yahoshúa vemos que él no estaba buscando adoradores para sí mismo, sino que exhortaba y enseñaba a la gente a adorar al único Elohim/Poderoso verdadero: Yahwéh, el Padre. De hecho, no sólo lo decía y enseñaba, sino también lo vivía y modelaba con su propia vida. Esto lo vemos claramente ilustrado en la forma en que el Mesías oraba:
“En aquel tiempo Yahoshúa oró y dijo: “Te alabo,* oh Padre, Soberano del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños.” Mateo 11:25 (Versión Israelita Nazarena)
Es interesante ver que aun el mismo Mesías adoraba a su Padre (otra evidencia de que, en efecto, Yahweh y el Mesías no pueden ser la misma persona – ¿cómo se va a orar y adorar a él mismo?) Y, al igual que el Mesías, sus discípulos y, en fin, los creyentes hasta el primer siglo, debemos entender que sólo existe un ser digno de nuestra devota adoración: Yahweh. La adoración a otro ser que no sea Yahweh nuestro Padre, según lo establecido en la Escritura, es considerado idolatría.
¿Podemos adorar al Espíritu de Santidad?
Uno de los más grandes errores que implica la doctrina de la Trinidad es la adoración al Espíritu de Santidad. Para comenzar, en la Escritura no existe ni un ejemplo de adoración al Espíritu de Santidad, ni siquiera un sólo verso que nos instruya a tal práctica.
Como habíamos explicado en el artículo sobre la Trinidad, el Espíritu de Santidad NO es una persona (o, mejor dicho, un ser o entidad aparte). Mucho menos es “Dios”. El Espíritu de Santidad, conocido en hebreo como la Rúaj HaQódesh, no es otra cosa que la esencia, la manifestación del poder de Yahweh en nosotros. Toda adoración y honra debe ser dirigida a la fuente de esa hermosa manifestación: Yahweh.
¿Es correcto adorar al Mesías?
Sin duda uno de los conceptos más ásperos y difíciles de asimilar es el hecho de que la adoración al Mesías es totalmente incorrecta, y tal práctica es considerada idolatría.
Lo primero que debemos entender es que, contrario a lo que postula la doctrina de la Trinidad, Yahweh y el Mesías Yahoshúa NO son la misma persona (y esto lo explicamos ya en el artículo sobre la Trinidad). Son dos seres distintos, Padre e Hijo, y uno es mayor que el otro. En otras palabras, el Hijo está sujeto al Padre, y toda obra que él hace es con el único fin de agradar y servir a su Padre:
“…Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.” Lucas 22:42 (Reina Valera 1960, énfasis añadido)
“No puedo yo hacer nada por mí mismo…porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.” Juan 5:30 (Reina Valera 1960)
Como expresamos antes, el Mesías nunca buscó su propia honra, ni procuró adoración para sí. El exhortaba a la gente a orar y adorar sólo al Padre, y lo modelaba con su ejemplo:
“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.” Juan 4:23 (Reina Valera 1960, énfasis añadido)
“En aquel tiempo Yahoshúa oró y dijo: “Te alabo, oh Padre, Soberano del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños.” Mateo 11:25 (Versión Israelita Nazarena)
“Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.” Mateo 6:9 (Reina Valera 1960)
“Otra vez el Acusador lo llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y su gloria. Y le dijo: ‘Todo esto te daré, si te postras y me adoras’. Entonces Yahoshúa le dijo: ‘Vete, Satán, porque escrito está: A YHWH tu Elohim adorarás y a él solo servirás1‘”. Mateo 4:8-10 (Versión Isarelita Nazarena, énfasis añadido)
Éste último verso citado es crucial en el tema de este escrito. Fijémonos que, cuando el Adversario le pide que se postre a sus pies, el Mesías Yahoshúa contesta recalcándole que la misma Escritura nos ordena a adorar sólo a Yahweh, y a nadie más. Ni siquiera el Mesías Yahoshúa mismo se atribuyó el derecho de ser adorado.
Pero, ¿acaso la gente no se postró y adoró al Mesías?
Aunque si es cierto que muchos se postraban delante del Mesías, el hecho de que ellos se postraran no implica que lo estaban adorando. Esto es un concepto difícil de entender en nuestra cultura, pero en la cultura Hebrea es natural que la gente se postrara en señal de respeto ante figuras de autoridad. Veamos algunos ejemplos:
“Al tercer día, sucedió que vino uno del campamento de Saúl, rotos sus vestidos, y tierra sobre su cabeza; y llegando a David, se postró en tierra e hizo reverencia.” 2 Samuel 1:2 (RV1960, énfasis añadido)
“Y vino Mefi-boset, hijo de Jonatán hijo de Saúl, a David, y se postró sobre su rostro e hizo reverencia. Y dijo David: Mefi-boset. Y él respondió: He aquí tu siervo.” 2 Samuel 9:6 (RV1960, énfasis añadido)
“Y Joab se postró en tierra sobre su rostro e hizo reverencia, y después que bendijo al rey, dijo: Hoy ha entendido tu siervo que he hallado gracia en tus ojos, rey señor mío, pues ha hecho el rey lo que su siervo ha dicho.” 2 Samuel 14:22 (RV1960, énfasis anadido)
“Y yendo Abdías por el camino, se encontró con Elías; y cuando lo reconoció, se postró sobre su rostro y dijo: ¿No eres tú mi amo Elías?” 1 Reyes 18:7 (RV1960, énfasis añadido)
¿Estaban todos ellos adorando a éstos hombres de autoridad al postrarse en tierra y hacer reverencia? ¿Cree usted que estos hombres de autoridad, servidores fieles de Yahweh y conocedores de la Palabra del Altísimo, iban a permitir un acto de idolatría como ése? ¡Claro que no! Por lo tanto, la respuesta es simplemente no; estos hombres sólo hicieron un acto de reverencia en respeto a la autoridad de sus superiores, pero en ninguna manera implica que los estaban adorando.
De forma similar, cuando la gente se postraba delante del Mesías Yahoshúa, no lo estaban adorando, sino haciéndole reverencia porque reconocían que él era una figura de gran autoridad:
“Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies,” Marcos 5:22 (RV1960)
Lamentablemente, muchos de los versos en los cuales se narra cómo la gente se postraba delante de Yahoshúa han sido manipulados por los traductores para reflejar la doctrina errónea de la Trinidad y la adoración a Yahoshúa. Por ejemplo:
“Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.” Mateo 2:11 (RV1960)
Este verso debe decir “y postrándose, le rindieron homenaje” en vez de decir “y postrándose, le adoraron”, por las razones expuestas anteriormente. La Versión Israelita Nazarena (VIN) lo traduce correctamente:
“Cuando entraron en la casa, vieron al niño con Miryam su madre, y postrándose le rindieron homenaje. Después abrieron sus tesoros y le ofrecieron regalos de oro, incienso y mirra.” (énfasis anadido)
Veamos otro pasaje que ha sido manipulado con el mismo fin:
“…El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.” Apocalipsis/Revelación 5:12-14
Muchos, al leer este pasaje, interpretan que los veinticuatro ancianos se postraron a adorar al el Mesías Yahoshúa. Sin embargo, en realidad estos ancianos se postraron ante el Padre Yahweh, “el que vive por los siglos de los siglos” (esta frase es una referencia directa al Nombre de Yahweh, cuya raíz Hebrea alude a “el que es, el que era y el que será” – Revelación 1:8)
Por otro lado, estos versos nos ilustran que el Mesías Yahoshúa si puede ser honrado y reverenciado e incluso alabado como Rey de Yisrael, como el Mashíaj (Ungido) de Yahweh y como nuestro amo.
“Por lo cual también Elohim lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre; para que en el nombre de Yahoshúa se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Yahoshúa el Mashíaj es soberano, para gloria de YHWH el Padre.” Filipenses 2:9-11 (VIN)
El mismo salmista nos exhorta a reconocer al Hijo y rendirle homenaje:
“Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían” Tehilim/Salmos 2:12 (RV1960)
Sin embargo, la adoración sólo le corresponde a Yahweh, el Creador de los cielos y la Tierra:
“…A Yahweh tu Elohim adorarás, y a Él sólo servirás.” Mateo 4:10 (VIN)
La serpiente: instrumento de salvación hecho ídolo
Cuando la mayoría de los creyentes escuchan la palabra “serpiente”, lo primero que les viene a la mente es la “serpiente antigua”, o sea, HaSatan/Satanás. Sin embargo, el Mesías Yahoshúa nos habló sobre otra serpiente, la cual encierra un significado muy diferente:
“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:14-15 (RV1960)
Yahoshúa estaba haciendo alusión al relato encontrado en Números 21:4-9. En resumen, el pueblo murmura contra Yahweh y Mosheh, lo que provocó que Yahweh enviara serpientes ardientes que mordían al pueblo, causando la muerte a cuantos eran mordidos. El pueblo, al darse cuenta de su error, le pide a Mosheh que interceda por ellos ante Yahweh para que las serpientes sean quitadas y cese la mortandad. Mosheh intercede por el pueblo, y Yahweh le instruye a construir una serpiente de bronce y colocarla en un asta, de modo que cuando el pueblo sea mordido por una serpiente sea sanado al mirar a la serpiente de bronce. Obviamente, Mosheh hizo lo que Yahweh le ordenó y el pueblo fue librado de la mortandad provocada por las serpientes.
Este pequeño evento da la ilusión de haber quedado ahí. Sin embargo, la historia de la serpiente de bronce no termina aun. Más adelante se menciona un importante dato sobre ella en la Escritura, cuando el rey Jizquiyah/Ezequías comienza a reinar sobre Yisrael:
“El quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó Nehustán.” 2 Reyes 18:4 (RV1960)
Tal parece que, lo que originalmente fuera un instrumento o medio de salvación para Yisrael, el pueblo lo había convertido en un amuleto o ídolo, al punto de llegar al extremo de rendir adoración a esta simple imagen de bronce. Por tal razón, el rey Jizquiyah tuvo que intervenir destruyendo la serpiente de bronce, de modo que el pueblo cesara esta práctica abominable ante los ojos de Yahweh.
Probablemente usted se esté preguntando: ¿qué tiene que ver toda esta historia con la adoración a Yahweh? Este relato es un reflejo de lo que está pasando actualmente en muchos círculos religiosos que, lamentablemente, han sido engañados y siguen doctrinas erróneas, como lo es la Trinidad y la adoración al “Dios en tres personas”.
La serpiente de bronce fue un medio o instrumento que Yahweh utilizó para salvar a su pueblo de la mortandad. Es curioso que, cuando el pueblo miraba a la serpiente de bronce, tenían que alzar sus ojos y mirar hacia arriba, a los cielos. El salmista David tuvo una experiencia similar:
“Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro?” Tehilim/Salmos 121:1 (RV1960)
¿Acaso los montes tienen algún poder para salvar? ¡No! De forma similar, ¿acaso la serpiente de bronce tenía algún poder de por sí para salvar y sanar? Definitivamente no. Es el hecho de alzar la mirada a los cielos, donde se encuentra el trono de Yahweh (Isaías 66:1), y clamar al Padre, lo que permitió al pueblo alcanzar la salvación de la muerte.
De forma similar, el Mesías Yahoshúa es el medio que escogió Yahweh para traer salvación a su pueblo (y, por cierto, uno de gran valor: ¡su propio hijo!). Sin embargo, aquél que fue levantado en un madero, con el propósito de que, al alzar nuestra mirada, podamos mirar a los cielos y adorar al dador de esta gran salvación, lamentablemente se ha convertido en un ídolo al que muchos le han atribuido el lugar que sólo corresponde a Yahweh. Y eso, aunque suene duro y sea difícil de entender y/o asimilar, es simplemente idolatría.
El Peligro en Algunas Prácticas Modernas Asociadas con la Adoración
La música y la adoración
En las últimas décadas, la música ha tomado un rol muy importante en los servicios de adoración de muchos lugares de reunión. Ya no es extraño ver iglesias donde hay grupos de adoración e incluso directores o pastores dedicados al área de la adoración. Lamentablemente, este fenómeno ha provocado que mucha gente adopte una idea errónea sobre lo que es la adoración.
Permítaseme aclarar: Con esto no estoy diciendo que la música sea mala, o que este incorrecto el tener grupos y personas dedicadas al arte musical en las congregaciones. Como profesor de música que soy, apoyo completamente esta iniciativa. Creo que, a la hora de alabar a nuestro Creador, se le debe ofrecer lo mejor que tenemos. Sin embargo, la idea que quiero traer es que la gente se ha enfocado tanto en la experiencia emocional de la música, que se han olvidado del significado real de ese término comúnmente traducido como adoración.
Lo que se traduce como adoración en la Escritura, como ya hemos visto, alude mas a un estilo de vida que a una mera experiencia emocional. Alude a una vida dedicada por completo al servicio al Padre Yahweh, y no a simplemente ir a un lugar de reunión y experimentar un éxtasis emocional mientras se cantan alabanzas al Creador. Y la única forma de vivir una vida dedicada al servicio al Padre Yahweh es viviendo según su Palabra: honrando su Torah y las enseñanzas de Yahoshúa el Mesías. Después de todo, ¿de que nos vale tener una experiencia emocional cantando, y luego seguir viviendo nuestra vida en oposición a la Torah (la Ley)?
Experiencias Emocionales y Sobrenaturales
Desde tempos antiguos, la gente se ha sentido atraída por las experiencias sobrenaturales, especialmente aquellas que les trae un aparente bienestar emocional. Esto sucedía antes en diversas culturas y religiones, y lamentablemente sigue sucediendo hoy. No es extraño ver creyentes que viven su vida pendientes a recibir profecías y ver señalas, a tal grado que la estabilidad de su fe llega a depender de estas manifestaciones sobrenaturales.
Aunque ya este tema lo he discutido en un estudio anterior, quisiera volver a recordar un principio muy importante: No debemos guiarnos simplemente por las señales o nuestros sentimientos a la hora de examinar nuestra fe y escoger el camino espiritual a seguir. Es muy fácil caer en un error si nos dejamos guiar por las señales y las emociones que experimentamos. La misma Escritura nos advierte contra el depender de las emociones de nuestro corazón:
“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Yahweh, que escudriño el corazón…” Jeremías 17:9-10 (Reina Valera Restaurada 2011)
Como ya hemos visto anteriormente, la práctica de la verdadera adoración a Yahweh no depende de una experiencia emocional, sino de una fe basada en un estilo de vida que honra la palabra del Todopoderoso.
Es importante aclarar que, al señalar esto, no estamos rechazando las manifestaciones sobrenaturales. Como nos enseña la Escritura, Yahweh ha otorgado dones para edificación de su pueblo y expansión del mensaje de salvación y restauración. Pero la profecía, sanidades y otros dones tienen su propósito y su lugar, y es necesario practicarlos en orden:
“Y los espíritus de los que profetizaren, que se sujeten a los profetas; Porque Yahweh no es un Poderoso de disensión, sino de paz; como en todas las asambleas de los santos.” 1 Corintios 14:32-33 (Reina Valera Restaurada 2011)
Al ver la palabra espíritus, muchos toman este verso de una manera mística, como si hiciera referencia a algún ser o fuerza sobrenatural que se apodera de un profeta para hablar, y este no tuviera control de sí mismo. Pero la realidad que se esta planteando es todo lo contrario. La palabra espíritu en este caso no se refiere a algún ser o fuerza sobrenatural, sino al ánimo o actitud de la persona. Existen otras instancias en la Escritura donde se utiliza la palabra espíritu con esta connotación. Por ejemplo:
“Pero mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y cumplió de ir en pos de mi, yo lo introduciré en la tierra donde entró y su simiente la recibirá en heredad.” Números 14:24 (RVR 2001)
Fíjense que, en este caso, no haría sentido decir que Caleb estaba poseído por otro espíritu diferente. ¡Eso hubiese sido motivo para que no entrara a la tierra prometida! Lo que realmente está diciendo este verso es que Caleb tuvo una actitud diferente a los demás. Mientras otros desobedecieron, él se mantuvo fiel. Por consiguiente, se le fue dado el privilegio de entrar a la tierra prometida.
De forma similar, 1 Corintios 14:32-33 está exhortando a que los que profetizan (y por extensión, todos aquellos que ejerzan otros dones) tengan una actitud diferente y ejerzan su dominio propio. Debe hacerse en orden y a su debido tiempo. Los excesos deben evitarse, y en especial evitar el enfocarse tanto en los dones o manifestaciones que la enseñanza de la Palabra de Yahweh y la práctica de esta queden en un segundo plano. Como ya había dicho, la adoración y la practica de la fe hebrea no consiste solo de experiencias sobrenaturales, sino de una vida en obediencia a la Torah de Yahweh y la fe en el Mesías Yahoshúa.
El Sincretismo Religioso
Probablemente, una de las estrategias mas antiguas para ganar seguidores en la fe es el sincretismo religioso, el cual consiste en mezclar las enseñanzas de la Escritura con otras creencias comunes de una región o cultura específica. Fue la estrategia principal que usó la iglesia católica para ganar seguidores en muchos lugares donde se practicaban otras religiones.
Lamentablemente, esta estrategia es aún muy utilizada, y mucha gente no se da cuenta. Ante la propagación del mensaje de las restauración de las raíces hebreas de la fe, muchos grupos (especialmente cristianos) han adoptado prácticas provenientes de la cultura hebrea y las han incorporado en sus servicios. Ya no es extraño ver congregaciones cristianas con grupos de danza, usando el talit o el shofar, e incluso celebrando algunas de las fiestas. Aunque ciertamente es loable el intento que hacen de acercarse a la fe hebrea, el problema está en que no lo hacen con una intención sincera de seguir las enseñanzas de la Torah y la fe del Mesías, sino meramente por llamar la atención de la gente que simpatiza con esta creencias y ganar mas seguidores (o mantener a los que tienen y prevenir que se vayan de sus congregaciones). Esto a la larga trae confusión y distorsiona aún mas el modelo original de adoración bíblica, pues la gente adopta estas mezclas de creencias y prácticas como si fueran enseñanzas genuinas de la Escritura. Y a medida que más gente adopta estas practicas, más se diluye y debilita la enseñanza original de la adoración bíblica.
Esta es una de las estrategias más peligrosas en la actualidad, ya que las “medias verdades” son más difíciles de discernir que una mentira total. Se requiere de mucha oración, meditación y una base sólida en la Escritura para evitar caer en esta antigua trampa. En esto hacemos bien en seguir los consejos de la Escritura:
“Examínenlo todo; retengan lo bueno.” 1 Tesalonicenses 5:21 (RVR 2011)
“…recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras, a ver si estas cosas eran así. Así que creyeron muchos de ellos…” Hechos 17:11-12 (RVR 2011)
Conclusión
Sólo uno es digno de ser reconocido como el Elohim verdadero y máximo: Yahweh. Cualquier acto de adoración (o sea, reconocimiento como el ser supremo) dirigido a otro ser, sea un ser humano o espiritual (incluyendo a la Rúaj HaQódesh/Espíritu de Santidad y a su hijo Yahoshúa), es considerado idolatría.
“Oye, Yisrael: YHWH es nuestro Elohim, YHWH solamente. Amarás a YHWH tu Elohim con todo tu corazón y con todo tu ser y con todas tus fuerzas.” Deuteronomio 6:4-5 (VIN)
Nuestro Poderoso, Yahweh, es uno. Por lo tanto, sólo uno es digno de ser adorado y exaltado como el Elohim supremo de todo lo creado.
“…A YHWH tu Elohim adorarás y a él solo servirás” Matityah/Mateo 4:10 (VIN)
Tengamos cuidado con muchas de las prácticas de la adoración moderna. Muchas son atractivas, pero no todas tienen fundamento en la palabra del Todopoderoso. En oración escudriñemos la Escritura para evitar ser engañados.
Demos la honra debida al Mesías Yahoshúa, pero adoremos y sirvamos con toda nuestra vida al único que así lo merece: Yahweh, el único Poderoso de Yisrael.
-A. A. Candelaria