Eruditos Cristianos hablan sobre el Nombre Sagrado
Hace muchos años tuve en mi mano, prestado, un juego de tres libros encuadernados en azul, que se titulaban Israel’s Heritage (La Herencia de Israel), publicados por dos eruditos adventistas que habían sido judíos anteriormente. Ofrecí comprarle esos libros al adventista que me los mostró pero él se negó a vendérmelos. Más tarde el mismo hombre me dijo que se había mudado de casa y que había quemado los libros. Luego escribí a la agencia publicadora, pero me informaron que ya los libros estaban fuera de circulación. Afortunadamente ya yo había traducido y conservado los siguientes párrafos que comparto ahora con ustedes, verbatim, sin añadirles ni quitarles nada:
Página 78 y 79:
«Concerniente al nombre del Creador, en la Biblia hebrea el nombre específico de Dios es Yahwéh. Sin embargo este nombre ha sido erróneamente traducido por muchos traductores ingleses como Jehovah. En el siglo ocho los eruditos hebreos judíos, llamados masoretas, añadieron los puntos vocales a la Biblia hebrea. Siendo que los judíos consideraban que el nombre de Dios, Yahwéh, era muy sagrado para pronunciarlo, los masoretas añadieron a Yahwéh (YHWH) los puntos vocálicos de Adonáy (Señor). Como resultado de esto, cuando nuestro pueblo judío, leyendo, llega al nombre de Yahwéh, no lo pronuncian, sino que en vez de pronunciarlo dicen ‘Adonáy’.»
Páginas 81 y 82 (citando el Salmo 2):
«Aquí notamos cuán claramente la Biblia establece que en este texto Yahwéh es el Padre, porque vemos a Yahwéh el Padre hablándole al Mesías y diciéndole: ‘Tú eres mi hijo, hoy te he engendrado.’
«Podemos estar seguros de que esto se refiere al Mesías. Podemos estar seguros porque la última parte del segundo versículo dice que ‘los reyes de la tierra se levantan, y los gobernantes toman consejo juntos, contra Yahwéh y contra su Mashíaj’ (Mesías). Por lo tanto, este capítulo entero trata de Yahwéh el Padre y del ‘Ungido,’ el Mesías, su Hijo.»
Página 89:
«No se necesita más que un Dios para gobernar el mundo. Hay solamente un Dios el Padre, pero el mismo hecho de que Dios tiene en sus dominios a un Mesías, que es su Hijo, llamado el Príncipe, éste es naturalmente un miembro de la casa real del universo. Por lo tanto, la palabra ‘Dios’ (Elohim) es un término genérico y como tal puede aplicarse tanto a Yahwéh, Dios el Padre, como a su Hijo, Yeshua, el Mesías.»
Página 87:
«‘Oye la instrucción, y sé sabio, y no la rechaces.’ No rechaces este mensaje, porque el Mesías es el hijo del Dios viviente Yahwéh.»
Página 192:
«Así entendemos que en el plan de salvación, Yahwéh el Padre envió a su Hijo, el Mesías Divino, en su propio nombre. Cuando el Mesías vino a esta tierra y tomó sobre sí la forma de carne humana, el Padre, Yahwéh, envió su ángel para declarar el nombre del Mesías, ‘Yeshua.’ Siendo que Yeshua significa salvación de Yahwéh o Salvador, podemos ahora entender lo que quiso decir el Salvador cuando declaró: ‘Yo he venido en el nombre de mi Padre,’ y lo que quiso decir el Padre cuando declaró: ‘Mi nombre está en él’.»
Página 193:
«Reconociendo los nombres hebreos distintivos del Padre y del Hijo, podemos ahora apreciar la belleza y el significado de los nombres del Creador y de su Hijo divino. Encontramos también la idea de vida autoexistente en el nombre de Dios, porque Él solamente es el Eterno, el Sempiterno.
«Ahora podemos apreciar más cabalmente las palabras del hijo cuando dijo: ‘Yahwéh me poseía en el principio de su camino, antes de sus obras de la antigüedad; fui establecida desde la eternidad, desde el principio...yo estaba con el.’ (Prov. 8:22, 23, 30).»
«Exultamos, pues, con David:
‘Bendito seas tú, oh YAHWEH, el Dios de Israel, nuestro Padre por siempre jamás. Tuya, oh YAHWEH, es la grandeza, y el poder, y la gloria, y la victoria, y la majestad... Tuyo es el reino, oh YAHWEH...Ahora, pues, Dios nuestro, te damos gracias y alabamos tu glorioso nombre.’ 1 Crónicas 29:10, 11, 13.»
«¿No podemos también nosotros unirnos en los sentimientos de uno que tuvo al Mesías en gran estima, cuando comentó lo siguiente: ‘Por tanto, Dios también lo ha exaltado, y le ha dado un nombre que está sobre todo otro nombre; para que al nombre de Yeshúa se doble toda rodilla, de las cosas que hay en el cielo, y de las cosas que hay en la tierra, y de las cosas que hay debajo de la tierra, y que toda lengua confiese que Yeshúa el Mesías es Señor, para la gloria de Yahweh el Padre,’ Filipenses 2:9-11.»
Hasta aquí las citas. Aquellos tres libros iban destinados a convencer a los judíos de que Yeshúa es el Mesías. Pero me pregunto: ¿Por qué los eruditos adventistas no enseñan estas mismas cosas a sus miembros en todas las iglesias adventistas?
-- J. A. Alvarez